Encuentros Diarios
Septiembre 05, 2025
La oración
“Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad
los tropiezos del camino de mi pueblo. Porque así dijo el Alto y Sublime, el
que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”1
Una de las disciplinas más importantes es la oración.
Es el medio a través del cual nos adentramos en comunión profunda con
Dios.
Al orar hablamos con el Señor y confiamos en que
responderá. Así aprendemos a escuchar y a esperar su respuesta. Y a Él le
encanta que lo honremos a través de este acto espiritual de adoración.
De hecho, la oración es una de las mejores maneras de
honrar a Dios. Cuando oramos a nuestro Padre celestial, reconocemos que Él es
Dios, "el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, cuyo nombre es el
Santo" (Isaías 57:15). Solo Dios merece la gloria, y lo honramos
"cuando oramos sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). Es decir, debemos
mantener una actitud enfocada en Dios durante todo el día, pidiéndole
continuamente que gobierne cada detalle de nuestra vida.
En el pasaje de hoy, Dios dice: "Yo habito en la
altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu". Esto
significa que nuestros motivos y la condición de nuestro corazón son muy
importantes en la oración.
El Padre celestial anhela una relación íntima con sus
hijos. El tiempo que pasamos en comunicación con Él es la mejor manera de
desarrollar esa cercanía.
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, gracias
porque tenemos acceso directo a Ti por medio de la oración. Todo lo que tenemos
que hacer es ser intencionales y buscar ese tiempo para comunicarnos contigo.
Tu siempre estas disponible. Tu siempre tienes tiempo para escucharnos. Que
privilegio tan grande tenemos. Permítenos valorarlo y usarlo constantemente
para estar enfocados en Ti a través de nuestro día. Oro en el nombre de Jesús, Amen.
1. Isaías
57:14-15 (RVR1960).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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