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Encuentros Diarios
Diciembre 24, 2018
Una conmovedora historia de Navidad
"AsÃ, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el EspÃritu."1
"La muñeca y la Rosa Blanca" por V.A. Bailey
Me apresuré a entrar a la tienda local para comprar unos cuantos regalos de Navidad de última hora. Miré a toda la gente y renegué entre dientes. Iba a estar allà una eternidad y tenÃa mucho que hacer. La navidad se estaba comenzando en un enfado. Yo podrÃa dormir durante toda la Navidad. Pero me apresuré lo mejor que pude a través de todas las personas para llegar al departamento de juguetes. Una vez más, murmuré para mà mismo, ante los precios de todos estos juguetes, y me pregunté si los nietos iban a jugar con ellos.
Me encontré en el pasillo de las muñecas. Por el rabillo del ojo vi a un niño de unos 5 años abrazando una linda muñeca. Le tocaba su cabello y la abrazaba tan tiernamente. No lo pude evitar. Seguà mirando hacia el niño y me pregunté para quién era la muñeca.
Lo vi voltearse hacia una mujer y llamó a su tÃa por su nombre y le dijo: "¿Estás segura de que no tengo suficiente dinero?" Ella respondió con impaciencia: "Sabes que no tienes suficiente dinero para ella. Su tÃa le dijo al niño que no se fuera a ningún lado porque tenÃa que ir a buscar otras cosas y regresarÃa en pocos minutos. Y entonces salió al pasillo.
El niño continuó abrazando la muñeca. Después de un rato le pregunté al pequeño para quien era la muñeca. Él dijo, "es la muñeca de mi hermana querÃa tanto para Navidad. Ella estaba segurÃsima que Santa Claus (Papá Noel) se la traerÃa." Le dije que quizás Santa Claus (Papá Noel) se la iba a llevar. Él dijo: "No, Santa no puede ir a donde mi hermana, tengo que darle la muñeca a mi Mamá para que ella se la lleve."
Le pregunté dónde estaba su hermanita. Me miró con ojos llenos de tristeza y dijo: "Se ha ido a estar con Jesús. Mi papá dice que mamá se va a tener que ir a estar con ella."
Mi corazón casi dejó de latir. Entonces el niño me miró y dijo, "le dije a mi papá que le dijera a mamá que no se fuera todavÃa. Yo le dije que le dijera que espere hasta que yo regrese de la tienda." Entonces me preguntó si querÃa ver su foto. Le dije que me encantarÃa. Sacó unas fotos que habÃa tomado en la parte delantera de la tienda. Él dijo: "Quiero que mi Mamá se lleve estas fotos para que nunca me olvide. Amo mucho a mi mamá y quisiera que no tuviera que dejarme. Pero papá dice que necesita estar con mi hermana."
Vi que el niño habÃa bajado la cabeza y se quedo muy callado. Mientras él no miraba, metà la mano en el bolso y saqué un manojo de billetes. Le pregunté al niño, "¿Vamos a contar ese dinero una vez más?"
Se puso muy contento y dijo: "SÃ, sé que tiene que ser lo suficientemente." Metà mi dinero entre el suyo y lo comenzamos a contar. Y por supuesto, era suficiente para la muñeca. Suavemente dijo "Gracias Jesús por darme suficiente dinero."
Entonces el niño dijo: "Yo le pedà a Jesús que me diera suficiente dinero para comprar esta muñeca, para que mamá pueda llevarla con ella y dársela a mi hermana. Y escuchó mi oración. QuerÃa pedirle lo suficiente para comprarle a mi mamá una rosa blanca, pero no le pregunté, mas él me dio lo suficiente para comprar la muñeca y la rosa para mi Mamá. A ella le encantan muchÃsimo las rosas blancas."
En pocos minutos la tÃa regresó y yo me aleje con mi carrito de compras. No podÃa dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis compras con un espÃritu totalmente diferente que cuando habÃa empezado. Estaba recordando algo que habÃa leÃdo en el periódico unos dÃas antes sobre un conductor ebrio que habÃa golpeado un carro, matando a una niña y la madre estaba en estado grave. La familia estaba tratando de decidir si removÃan la maquina que la mantenÃa con vida. Ahora seguramente este niño no formaba parte de esa historia.
Dos dÃas después, leà en el periódico donde la familia habÃa desconectado la maquina que la mantenÃa con vida y la joven habÃa muerto. No podÃa olvidar al pequeño y seguÃa preguntándome si los dos estaban conectados de alguna manera. Más tarde ese dÃa, no pude evitarlo y me fui a comprar unas rosas blancas y las lleve a la funeraria en donde estaban la joven. Y allà estaba ella sosteniendo una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la foto del niño que habÃa visto en la tienda.
Me fui de allà llorando, mi vida cambió para siempre. El amor que ese niño tenÃa para su hermanita y su madre era sobresaliente. En una fracción de segundo un conductor borracho habÃa hecho pedazos la vida de ese niño.2
Por favor, no beban y conduzcan esta temporada de vacaciones, ni durante el próximo año.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor, ayúdame a ser siempre sensible a las necesidades de las personas a mi alrededor y, cuando sea necesario, ayúdame a llegar a ser como Jesús para con ellos como la señora en la lección de hoy que se acercó al pequeño con el corazón roto. Gracias por escuchar y responder a mi oración. En el nombre de Jesús, amén."
1. 2 Corintios 3:18 (NVI).
2. "La muñeca y la Rosa Blanca" por V.A. Bailey. Fuente desconocida.
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