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Julio 16, 2019

“No guarden tesoros en la tierra … Guárdenlos en el cielo, en donde ellos nunca perderán su valor.”¹

Zig Ziglar escribió, de acuerdo a una leyenda, un hombre muy inteligente vivía en la cima de la montaña y tenía una vista bellísima de la ciudad de Venecia en Italia. Tenía la reputación de poder contestar cualquier pregunta que se le hiciera. Dos chicos locales decidieron que le pondrían una trampa así que atraparon a aun pájaro y lo llevaron delante del erudito.

“Dinos” le preguntaron, “¿el pájaro en nuestras  manos está vivo o muerto?

El erudito contesto, “hijo si te digo que el pájaro está vivo, cerraras tus manos y lo aplastaras hasta que muera. O, si digo que el pájaro está muerto, abrirás tus manos y lo dejaras volar. La respuesta está en tus manos.” 

Y asĂ­ es con la vida. Ya sea que tengamos Ă©xito o fracasemos, vivamos una vida plena o vacĂ­a, guardemos tesoros en el cielo o lleguemos con las manos vacĂ­as ante nuestro Dios y salvador, está en nuestras manos. Todo lo que el hombre siembre, eso tambiĂ©n cosechará. Es la ley de la cosecha.²

Se sugiere la siguiente oraciĂłn: “Querido Dios, ayĂşdame a invertir mi vida en la eternidad y guardar tesoros en el cielo para que mi cosecha sea abundante en esta vida y en la prĂłxima—para tu gloria. Gracias por escuchar y responder a mi oraciĂłn. De todo corazĂłn en el nombre de JesĂşs, AmĂ©n.” 

1. San Mateo 6:19-20 (DHH).
2. Gálatas 6:7.

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