Encuentros Diarios
Junio 11, 2019
Enfermedades de la Mente
“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espÃritu, sirviendo al Señor [con entusiasmo]â€1
Hay dos serias enfermedades de la mente que la mayorÃa, si no todos nosotros, encontrara en algún momento. Estas enfermedades han sido la causa de la inefectividad y la muerte de innumerables iglesias, organizaciones, negocios, individuos y naciones.
Ellas pueden afligir a los jóvenes pero en la mayorÃa a aquellos mayores de 40. Los sÃntomas son obvios a los demás pero usualmente totalmente inadvertidos para los que han sido infligidos con alguna de estas enfermedades.
La primera enfermedad es “hogarestatus†lo que es aferrarse a un estatus rehusándose a cambiar sin importar nada. Los antiguos israelÃes sufrÃan de esta enfermedad cuando Dios los libero de la esclavitud en Egipto. Cuando las cosas se encontraban en el camino a la “recuperación,†ellos dudaron de Dios y quisieron regresar a Egipto. Ustedes podrán decir que locura, pero eso es lo que ellos deseaban. Y como va el dicho, “¡Más vale viejo por conocido que nuevo por conocer!â€
La otra enfermedad es “psicoesclerosisâ€, un endurecimiento de la actitud. Esta enfermedad es igualmente destructiva. Los sÃntomas pueden ser tales como legalismos, rigidez, arrogancia, apatÃa, FariseÃsmo, teniendo una mente cerrada y otros más. Es tan mortal como la hogarestatus.
Necesitamos la sabidurÃa de Dios y su perspicacia para protegernos de estas enfermedades. Ellas son dos de las armas poderosas que nuestros enemigos han diseñado para dejarnos indefensos e inefectivos para las causas de Dios.
¿El remedio? Entregar y confiar nuestras vidas a Dios diariamente, sabiendo que su Palabra la Biblia, nos enseña y busca genuinamente vivir en armonÃa con la voluntad de Dios. PÃdanle a Dios todos los dÃas que les ayude a tener los ojos abiertos y a mantenerlos en el “Camino de la Verdad.â€
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mÃo, por favor libérame de las enfermedades de la mente (hogarestatus y psicoesclerosis). Y en las palabras del compositor, ‘O, señor por favor enciende el fuego / que alguna vez brillo fuerte y claro / reemplaza la lámpara de mi primer amor / que brilla con temor divino.’ Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.â€
1. Pablo, en Romanos 12:11 (NIV).
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