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Julio 24, 2023

"Que nadie, al ser tentado, diga: ‘Es Dios quien me tienta’. Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte."¹

La tentación es algo con lo que la humanidad ha luchado desde el principio. Satanás usa la tentación para tratar de alejar al cristiano de Dios. Trata de usar nuestros propios deseos en nuestra contra. Por esta razón, la palabra de Dios nos recuerda: "Estén alerta y oren para que no caigan en tentación."² Dios conoce nuestras debilidades, por eso nos dio su Espíritu Santo para vivir dentro de nosotros, y gracias al poder del Espíritu Santo, podemos tener la victoria sobre las tentaciones que enfrentamos.

Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el desierto, después de ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches, Satanás trató de usar el hambre física de Jesús contra él con la primera tentación. Satanás, como un león rugiente, siempre se aprovechará de los débiles y muchas veces ataca cuando estamos en nuestro propio desierto. Esto podría ser en tiempos de soledad, depresión o agotamiento para nombrar algunos. Sin embargo, cada vez que Jesús es tentado, utiliza la Palabra de Dios para combatir la tentación. El mismo Espíritu que estaba en Jesús es el mismo Espíritu que mora en cada uno de nosotros que ha aceptado a Cristo como nuestro Salvador.  Nuestra carne es demasiado débil para soportar la tentación sola, pero alabado sea Dios por su Espíritu Santo que mora dentro de nosotros. Si estamos llenos del Espíritu de Dios y clamamos la victoria que tenemos en El, nosotros también podemos oponernos al tentador.

Recuerden, también, que ser tentado no es un pecado. Se convierte en un pecado en el momento en que lo abrazas y actúas. En ese momento, le estás dando la espalda a Dios para cumplir tus propios deseos. Esto es lo que en última instancia conduce a la muerte, que es la separación de Dios.  Sin embargo, como hijos de Dios, tenemos una opción. No tenemos que ceder a la tentación. Con el Espíritu Santo dentro de nosotros, podemos decir lo que dijo Jesús, "¡Vete de aquí, Satanás!"³ Nunca estas solo, ni te enfrentas solo a la tentación. Jesús prometió estar con nosotros y en él podemos vencer las tentaciones que vienen a nuestro camino.

Oración sugerida: Querido Dios, te agradezco por tu Espíritu Santo que vive en mí. Te pido que me ayudes a estudiar y obedecer tu Palabra, para que pueda estar listo para resistir la tentación como lo hiciste tú. Gracias que no estoy solo porque estás conmigo, y con cualquier tentación, darás la salida. Eres mi fuerza y protector. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.

1. Santiago 1:13-15 (NVI). 

2. Mateo 26:41 (NVI).

3. Mateo 4:10.