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Encuentros Diarios
Febrero 23, 2023
Amor incondicional
"Cuando llegaba el
día de ofrecer su sacrificio, Elcana solía darles a Penina y a todos sus hijos
e hijas la porción que les correspondía. Pero a Ana le daba una porción
especial, pues la amaba a pesar de que el Señor la había hecho estéril… Penina
la atormentaba, hasta que Ana se ponía a llorar y ni comer quería. Entonces
Elcana, su esposo, le decía: ‘Ana, ¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué
estas resentida? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?’"1
Elcana era un hombre
que adoraba a Dios fielmente, e hizo una prioridad sacrificar al Señor cada año
con su familia. Su amor y confianza en Dios fue un ejemplo de su carácter
piadoso. Elcana tenía dos esposas: su esposa Penina le había dado hijos e
hijas, pero su esposa Ana no tenía hijos. Esto había causado conflictos entre
las dos esposas, ya que Penina usó la esterilidad de Ana para criticarla hasta
que la hizo llorar (Dios fue quien cerró el vientre de Ana, y tenía un plan
perfecto en hacerlo, pero este plan no se conocería hasta más tarde). Ana puede
haberse sentido indigna del amor de su esposo, ya que la capacidad de tener
hijos definió el valor de una mujer hasta cierto punto en su sociedad. Sin
embargo, el amor de Elcana por Ana no se basaba en lo que ella podía o no podía
darle. Él simplemente la amaba por quien era. Era un amor puro e incondicional.
Este amor incondicional
es un ejemplo del amor de Dios por nosotros. El amor de Dios por nosotros no se
basa en lo que podemos darle, sino en quiénes somos en Jesús. Elcana quería que
Ana supiera que su amor por ella era suficiente, y esto es lo que Jesús anhela
que sepamos también. Él es todo lo que necesitamos. Si podemos deleitarnos en
él, él nos dará los deseos de nuestro corazón tal como lo hizo con Ana. Nuestra
verdadera identidad se encuentra en Dios, su plan para nosotros es perfecto, y
su amor por nosotros nunca termina.
Oración sugerida:
Querido Dios, gracias por tu amor inmutable e interminable. No he hecho nada
para ganarlo o merecerlo, sin embargo, me amas de todos modos. Ayúdame a
deleitarme solo en ti, sabiendo que tienes mi vida en tus manos. Gracias por
escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
1. 1 Samuel 1:4-8 (NVI).
El Encuentro de hoy fue
escrito por: Crystal B.
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