|
Encuentros Diarios
Marzo 08, 2023
Él siempre está ahÃ
El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en
cada detalle de su vida. Aunque tropiecen, nunca caerán, porque el Señor los
sostiene de la mano.1
Cuando mis hijos empezaron
a caminar de chiquitos, los tres casi se cayeron por unas escaleras. En todos
los casos, cada uno de ellos insistió en que podÃan hacerlo por su cuenta y
pronto se dieron cuenta de que subir escaleras era mucho más difÃcil que
caminar por el piso. Como padres primerizos, cuidadosos de dejar que nuestros
hijos den esos grandes pasos, nos quedamos cerca observando cada paso. Pero cada
uno de los niños tropezó y cuando comenzaron a caer, mi esposo, mucho más
rápido y atlético, saltó sobre el niño y bajó unos escalones para parar su
caÃda; resultando en rasguños y moretones por parte de mi esposo, ¡pero un niño
sano y salvo! Tres veces vi este mismo escenario, y tres veces pensé cómo esto
es exactamente lo que debe ser para Dios. Cuando insistimos en asumir
situaciones para las que simplemente no estamos preparados, Dios nos permite
usar nuestro libre albedrÃo e intentarlo, pero está ahà para atraparnos cuando
comenzamos a caer. Él ya conoce nuestros pasos porque ya los ha trazado y
ordenado; Él sabe que necesitara atrapar nuestra caÃda y tiene cada paso que
tendrá que saltar cuidadosamente medido.
Más
recientemente, mientras estábamos en una parada con vistas al mar al costado de
una carretera, mi hija menor decidió pararse demasiado cerca del borde de una pequeña
colina. Haciendo caso omiso de nuestras advertencias de dar un paso atrás,
perdió el equilibrio y comenzó a deslizarse colina abajo. Aunque permaneció de
pie, simplemente no pudo rastrear debido a la tierra suelta y, por lo tanto,
siguió deslizándose más y más. Observé, impotente, mientras ella buscaba
cualquier cosa a la que agarrarse, pero fue en vano. Un arbusto espinoso
finalmente detuvo su descenso, dejándola asustada, raspada y magullada, pero a
salvo. Esta vez su padre no pudo detener su caÃda ya que ella cayó fuera de su
alcance; Todo lo que podÃa hacer era gritarle y tratar de instruirla sobre
dónde agarrarse. Una vez más, pensé que asà es con Dios, o más bien, ¡asà es
como somos con Dios! ¡No escuchamos
Su guÃa, y comenzamos a alejarnos de Él, buscando desesperadamente algo a lo que aferrarnos cuando todo lo
que tenemos que hacer es escuchar Su voz y alcanzarlo!
Dios ya conoce
nuestros pasos, asà que durante esos momentos difÃciles simplemente extiende la
mano y toma Su mano. Él está ahà para sostenerte.
Oración sugerida:
Amado Padre, Tus caminos son perfectos, y tus pasos son seguros. Ayúdame a
mantenerme en el camino que ya me has propuesto. Deja que tu mano siempre esté
ahà para guiarme y permitirme escuchar tu voz y escuchar. En el nombre de
Jesús, Amén.
1.
Salmo
37:23-24.
El Encuentro de
hoy fue escrito por: Veronica B.
|
|