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Encuentros Diarios
Marzo 09, 2023
Esperando pacientemente
Con paciencia espere que el Señor me ayudara, y él se fijó
en mà y oyó mi clamor.1
Espera...
Pacientemente... ¡Esas palabras son una contradicción en el mejor de los casos!
¿Alguna vez has esperado pacientemente? Si lo has hecho, y lo has logrado,
¡entonces estás entre unos pocos admirados! Esperar, en sà mismo, no es
difÃcil; De hecho, lo hacemos a diario: en la fila de la tienda de comestibles,
en la sala de espera en el consultorio del médico, en el teléfono con la
compañÃa de seguros (¡esto requiere una medida adicional de paciencia!). Pero
es cuando tenemos prisa, y quién no lo está ahora, que la paciencia,
particularmente en la espera, se convierte en una virtud aprendida. En el Salmo
40, David estaba una vez más clamando a Dios por liberación. Esta vez se
consideró atrapado en un pozo fangoso y sucio del que no podÃa salir solo. Los
versÃculos 11-13 dicen que estaba rodeado de problemas, y ruega al Señor que
venga pronto a ayudarlo; Sin embargo, en el versÃculo uno vemos que esperó
pacientemente. David esperaba que su alivio viniera de Dios, y el hecho de que
esperó implica que el alivio no llegó rápidamente. Sin embargo, debido a que
sabÃa que Dios vendrÃa en su ayuda, fue paciente y mientras esperaba alabó a
Dios y proclamó Su gloria una y otra vez.
Si alguna vez le
has pedido a Dios que responda una oración, esperar a que lo haga puede ser
desalentador; especialmente si está pidiendo la curación fÃsica o espiritual de
un ser querido, una promoción en el trabajo o la próxima comida en su mesa.
Cuando Dios no responde de manera oportuna, es fácil decir: "Bueno, Dios
no me escucha", o "Supongo que su respuesta fue no". Pero
esperar es una lección y hacerlo con paciencia es una bendición. A medida que
continuamos en esta temporada de Cuaresma, qué buen momento para practicar la
proclamación de Su nombre mientras aprendemos a esperar en el Señor, esperando pacientemente que Él responda.
Oración sugerida: Oh Señor mi Dios, has realizado muchas
maravillas a nuestro favor. Son tantos tus planes para nosotros que resulta
imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tu
obras maravillosas, no terminarÃa jamás... No me prives de tus tiernas
misericordias; que tu amor inagotable y tu fidelidad siempre me protejan... que
todos los que te buscan se alegren y se gocen en ti; que los que aman tu salvación
griten una y otra vez: "¡El Señor
es grande!"2
1. Salmo 40:1 (NVI).
2. Salmo 40:5,11,16.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Veronica B.
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