Encuentros Diarios
Septiembre 20, 2023
La enfermedad del chisme
"No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estÃmulo para quienes las oigan. No entristezcan al EspÃritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que el los identifico como suyos, y asà les ha garantizado que serán salvos el dÃa de la redención."1
En 1520, una persona bajó de un barco español en México y causó la muerte de miles de personas. El hombre era un soldado bajo el liderazgo de Pánfilo de Narváez, y tenÃa viruela. El soldado no lo sabÃa, pero dondequiera que iba exponÃa a los ciudadanos a una nueva enfermedad. Como resultado de la consiguiente epidemia de viruela, muchos miles de ciudadanos mexicanos murieron.
Un hombre. Eso es todo lo que se necesitó. Su contacto con el desprevenido pueblo mexicano condujo a un horrible y doloroso flagelo. Los efectos devastadores de esa enfermedad viajaron de una persona a otra, infectando a un gran segmento de la población.2
Esta ilustración me recordó cuán similar es la propagación de una enfermedad mortal a la enfermedad espiritual. A lo largo de los años he visto el pecado de los chismes infiltrarse en iglesias "sanas" y causar más daño y división de lo que podrÃa haber imaginado. Todo lo que se necesita es una persona para introducir chismes antes de que comience a extenderse como un fuego descontrolado. Hay un pequeño poema de un autor desconocido que dice:
Una palabra descuidada puede encender conflictos,
Una palabra cruel puede arruinar una vida;
Una palabra oportuna puede disminuir el estrés,
Una palabra amorosa puede sanar y bendecir.
Nuestro objetivo, como cristianos, siempre debe ser animar y edificar a otros con nuestras palabras. En el momento en que nuestras palabras comienzan a derribar a otros, causando división o diciendo mentiras, entristecemos al EspÃritu Santo de Dios y obstaculizamos nuestro crecimiento espiritual y también nos convertimos en un obstáculo para el crecimiento de los demás. Escojamos nuestras palabras sabiamente y honremos a Dios con todo lo que hacemos y decimos.
Oración sugerida: Amado Señor, por favor guárdame del pecado del chisme, y ayúdame a decir siempre la verdad. Dame sabidurÃa y discernimiento para saber cuándo las conversaciones a mi alrededor solo están destinadas a causar conflictos y dame valor para decir la verdad en amor. Quiero honrarte con todo lo que soy. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
1. Efesios 4:29-30 (NTV).
2. www.sermoncentral.com
El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.
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