Encuentros Diarios
Noviembre 14, 2023
Recuperando la esperanza
“El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: El Señor es todo lo que tengo. En él esperaré!”
Un teólogo del siglo I dijo una vez: “Es posible que en nuestros días encontremos una angustia incesante, pero nuestros días nunca deben perder la esperanza incesante“.
Esta frase tiene mucho sentido, ¿sabes por qué? Porque los seres humanos somos marcados por la esperanza, la forma en la que vivimos hoy está completamente determinada por lo que creemos sobre el futuro. Hoy en día la esperanza se vende de muchas maneras diferentes - promesas vacías y una visión poco realista de la realidad, pero Jesús nos muestra una esperanza que perdura y triunfa.
En el pasaje de hoy, en medio de la devastación Jeremías profetizó las palabras de Dios a un pueblo que las necesitaba desesperadamente, aunque no eran buenas noticias. Dios eligió a Jeremías para comunicar estas palabras, y él fue fiel comunicando el mensaje, sin importar las burlas y resistencia del pueblo. Sin embargo, en medio del dolor, Jeremías eligió hablar de esperanza. Él tenía la convicción de que vendrían días mejores. ¿Cómo? Olvidó lo que no era importante y recordó lo que era necesario y que a veces olvidaba. Dios tuvo la capacidad de rescatarlo del pozo y llevarlo a una actitud expectante.
Esto es clave también para nosotros. Jeremías recordó el amor inagotable de Dios, sus misericordias, su fidelidad sin fin y la herencia inmerecida que tenemos en él. Las palabras de Dios siguen tan vivas, activas, y apropiadas hasta el día de hoy. Si hoy necesitas la esperanza de Dios, recuerda su fidelidad, su amor y su misericordia. Hoy decide confiar plenamente en Dios en medio de tu situación por más difícil que se vea. Él te sostiene en sus brazos amorosos.
Oración sugerida: Amado Señor Jesús, gracias por que en ti tenemos esperanza. Las palabras de Jeremías hablan a mi corazón hoy y me recuerdan que tú tienes la capacidad de rescatarme y llevarme a vivir una vida que te agrade. Hoy recuerdo tu amor inagotable, tus misericordias, tu fidelidad y la herencia inmerecida que tengo en Cristo. Ayúdame a recordar tus promesas para vivir victorioso. Amado Señor eres todo lo que tengo y en ti esperare. En tu precioso nombre oro, Amén.
1. Lamentaciones 3:22-24 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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