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Encuentros Diarios
Noviembre 23, 2023
Esa es su manera
"Porque mis pensamientos no son los de ustedes ni sus caminos son los míos”, afirma el Señor. “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!"1
Una mañana, un anciano entró en el mercado. Vestía de forma sencilla y llevaba en el brazo una pequeña cesta. —Deseo conseguir un ave para la cena de mañana —dijo—.
El comerciante le mostró un pavo gordo, regordete y blanco y listo para asar.
—¡Ah! eso es justo lo que quiero", dijo el anciano, "mi esposa estará encantada con él".
Lo pagó y el hombre del mercado lo envolvió y lo puso en la canasta. En ese momento, un joven se acercó. "Me llevaré uno de esos pavos", dijo. Iba vestido con buen estilo.
-Aquí tienes tu dinero -dijo el joven caballero-; "Mándalo a mi casa de inmediato".
—No puedo hacer eso —dijo el comerciante—, el muchacho que entrega a domicilio está enfermo hoy y no hay nadie más a quien enviar.
"Entonces, ¿cómo voy a llevarlo a casa?", preguntó el joven caballero.
—Supongo que tendrás que llevarlo tú mismo —dijo el comerciante—, no es pesado.
"¡Llevarlo yo mismo!" ¿Quién te crees que soy? ¡Imagínenme llevando un pavo por la calle!", dijo el joven caballero; Y empezó a enojarse mucho. El anciano que había comprado el primer pavo estaba parado cerca y había escuchado todo lo que se decía.
—Disculpe, señor —dijo—¿Pero puedo preguntarte dónde vives?
-Vivo en la calle Blanco -respondió el joven caballero-; "Y mi nombre es Johnson".
—Bueno, tienes suerte —dijo el anciano, sonriendo—. "Resulta que voy por allí y llevaré tu pavo, si me lo permites".
—¡Oh, por supuesto! —dijo el señor Johnson—. "Puedes seguirme".
Cuando llegaron a la casa del Sr. Johnson, el anciano le entregó cortésmente el pavo y se dio la vuelta para irse.
"Amigo, ¿cuánto te voy a pagar?", dijo el joven caballero.
-Oh, nada, señor -respondió el anciano-, no me ha sido ningún problema, y de nada.
Hizo una reverencia y prosiguió. El joven señor Johnson lo miró y pensó. Luego se dio la vuelta y caminó rápidamente de regreso al mercado.
"¿Quién es ese viejo y educado caballero que me llevó el pavo?", le preguntó al comerciante.
"Ese es John Marshall, presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Es uno de los hombres más grandes de nuestro país", fue la respuesta.
El joven caballero estaba sorprendido y avergonzado. "¿Por qué se ofreció a llevarme el pavo?", preguntó.
-Quería darle una lección -respondió el mercader-, quería enseñarle que ningún hombre debe sentirse demasiado fino para llevar sus propios paquetes.
"¡Oh, no!", dijo otro hombre que lo había visto y oído todo. "El juez Marshall cargó el pavo simplemente porque deseaba ser amable y servicial. Esa es su manera.2
Hace 2000 años, Jesús, el Hijo de Dios, miró nuestro orgullo y nuestros caminos egoístas y pagó por nuestros pecados. El Rey de todos los reyes llevó nuestra cruz hasta el Calvario. Su sacrificio supremo mostró Su misericordia y gracia. ¡Él no nos debía nada y, sin embargo, sufrió vergüenza y humillación porque ¡Esa es Su Manera! ¡Gracias, Señor Jesús!
Oración sugerida: Querido Padre Celestial, Señor de todos los señores, te humillaste por mí porque esa es tu manera. Moriste en una cruz cruel porque me amas. Mis acciones, palabras o hechos nunca podrán retribuir tu gran sacrificio. Pero te ofrezco mi corazón, lleno de gratitud, pidiéndote que me hagas más como tú. ¡Gracias! En el nombre de Jesús, Amén.
1. Isaías 55:8-9 (NVI).
2. "Por qué cargó el pavo", de James Baldwin, 1912.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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