Encuentros Diarios
Diciembre 12, 2023
El corazón de la generosidad
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegria.1
Durante los últimos años, en Navidad, nuestra familia ha hecho un intercambio de regalos entre los niños. Todos los primos intercambian nombres y listas de deseos, luego comienzan a comprar con entusiasmo ese regalo o regalos especiales que esperan que complazcan al que vaya a recibirlo. La mayorÃa de las veces, son los padres los que pagan por las compras o tal vez compensan la diferencia. Un año, en particular, se destaca en mi mente. Cuando los primos abrieron sus tesoros, uno de los niños, que habÃa dado un solo regalo, anunció con orgullo: "¡Ahorré mi dinero y lo pagué yo mismo!" ¡El gozo en el regalo de ese niño fue bendecido por Dios de tal manera que incluso el receptor del regalo fue bendecido por su único regalo!
Cuando la viuda en el capÃtulo 12 de Marcos puso en el plato de ofrendas sus únicas dos monedas, algunos se burlaron. En comparación con lo que los ricos estaban dando, su regalo parecÃa no tener sentido. Pero Jesús, que habÃa estado mirando, habÃa visto tanto los abundantes como los escasos regalos que entraban en la canasta y notó algo muy importante: la viuda dio todo lo que tenÃa, ¡y lo dio de todo corazón! El Señor bendijo su ofrenda porque Él fue bendecido por su gozo y humildad.
Se nos ha enseñado en las Escrituras que "Más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20:35) y es una lección maravillosa para transmitir e inculcar en nuestros hijos. Estos últimos años nuestros hijos se han divertido más preparando el regalo que van a dar que pensar en el regalo que van a recibir. Realmente ha sido una bendición para mà ver cómo reflexionan: "¿Les gustará esto?" o "¿Qué les gustará más?".
Ya sea que lo sepamos o no, otros están observando la forma en que damos; Dios está observando, no lo que damos, sino la forma en que damos. ¿Buscas maneras de complacer a los demás con tus ofrendas? Tal vez sea hora de que empecemos a practicar... Después de todo, ¡es la temporada de dar!
Oración sugerida: Querido Señor, por favor dame un corazón como el tuyo, el corazón de un Dador. Hay muchas maneras de proclamar tu nombre y una de ellas es a través de nuestra generosidad. Haz que mi corazón sea misericordioso y bondadoso, para poder bendecir a los demás con el mismo amor que tú tienes por ellos. PermÃteme hacer el dar mi prioridad esta temporada. En el nombre de Jesús, Amén.
1. 2 Corintios 9:7 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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