Encuentros Diarios
Enero 16, 2024
Dejando el pasado atrás por la gracia en el presente
“Por tercera vez Jesús le preguntó: - Simón hijo de Juan, ¿Me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: ¿Me quieres? Asà que le dijo: - Señor tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero. - Apacienta mis ovejas - le dijo Jesús.â€1
Este año, podrÃa ser que Dios te esté pidiendo no volver a algo de lo que te ha sacado anteriormente. Cuando la vida se pone difÃcil, o las circunstancias parecen oscuras, cuando hemos decepcionado a otros y nos sentimos desanimados en nuestro caminar, la tendencia natural es volver a lo familiar y a lo que solÃa resultarnos cómodo.
A pesar de que eso no es lo mejor que Dios tiene para nosotros, anhelamos la certeza en la dificultad y la seguridad en la confusión y, asÃ, retrocedemos para encontrar algo que creÃamos haber perdido. Sin embargo, rara vez encontraremos alegrÃa y bendición al volver a aquello de lo que Dios nos ha llamado salir. Para dar la bienvenida a algo nuevo, a veces debemos decir adiós a algo viejo.
En el capÃtulo 21 de Juan, vemos que Pedro ha vuelto a pescar. Tres años antes, habÃa abandonado por completo sus redes para seguir el llamado de Jesús. Sin embargo, al sentir el peso de sus fracasos, volvió a lo que mejor sabÃa hacer, buscando consuelo en su antigua forma de vida.
Pedro se pasa la noche pescando y no pesca nada. Se esfuerza al máximo, pero no consigue nada. El fracasa en lo único que se supone que sabe hacer bien. ¿Por qué? Porque Jesús habÃa llamado a Pedro a dejar sus redes y nunca le dijo que volviera a ellas.
El llamado de Dios es siempre mayor a nuestra caÃda. Nunca encontraremos éxito o satisfacción cuando regresamos a las áreas de las que Dios nos sacó. No hay paz ni contentamiento cuando cedemos a algo de lo que Dios ya nos libró. Cuando Dios cierra una puerta, él quiere que permanezca cerrada. Volver atrás ya no es una opción.
Una vez que Pedro se enfrenta a su propia incapacidad (incluso para hacer aquello en lo que se supone que es bueno), solo entonces, Jesús le muestra dónde están los peces. Cuando seguimos lo que Jesús dice, aunque tenga poco sentido, hay abundancia, provisión y bendición. A continuación, Jesús reafirma la vocación original de Pedro. Le recuerda quién es realmente: no un pescador de peces, sino un pescador de hombres.
Si te pasas todo el tiempo haciendo un inventario de lo que has perdido, o regresando al momento donde fracasaste, nunca invertirás en lo que aún te queda en el presente. No hay nada detrás de ti por lo que valga la pena mirar hacia atrás. Sigue avanzando en la dirección en la que Dios te ha llamado.
Oración sugerida: Amado Señor Jesús, gracias porque me invitas a desprenderme de todo lo que me estorba y aferrarme a ti. Incluso cuando las cosas parecen desconocidas y la vida se ve incierta, tú me prometes que nunca me dejarás ni me abandonarás. Esta es mi esperanza y confianza. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Juan 21:17 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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