Encuentros Diarios
Febrero 02, 2024
Dios es fiel a sus promesas
“Tal como el SEÑOR lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac.”1
Veinticinco largos y dilatados años. Más de trescientos meses. Mil trescientas semanas de espera. Nueve mil ciento veinticinco días de un largo proceso antes de la promesa. Este es el tiempo que el padre de la fe, Abraham, y su esposa Sara tuvieron que esperar antes de que la promesa de Dios se cumpliera en su vida.
Esta es la brecha entre Génesis 12:4, el tiempo del anuncio, y el pasaje de hoy, el tiempo del cumplimiento.
Tenemos el privilegio de poder leer la historia de Abraham de una sola vez. Él y Sara debieron vivir por fe día tras día, despertando durante nueve mil mañanas, ¡entrenándose para confiar! La pareja guardó esta promesa, esperando que la palabra de Dios se cumpliera, mientras aguardaba con las manos extendidas y el vientre estéril de Sara.
Abraham es conocido por varias cualidades: El padre de muchas naciones, el padre de la fe y el que fue bendecido para ser una bendición.
Abraham era un hombre en proceso de espera. A medida que cada década avanzaba a mayor velocidad, el miraba las hebras de cabello plateado y el cuerpo debilitado de Sara, seguía esperando, y se negaba a vacilar en la espera.
Al leer la historia con ojos especulativos, podríamos caer en la tentación de preguntar a Dios ¿Por qué no trajo antes a Isaac? ¿Por qué Dios se demoró tanto en cumplir su promesa? Veinticinco años de espera no pueden ser nada bueno para el propio bienestar.
Sin embargo, el plan de Dios para Abraham, al igual que su plan para nosotros, suele ser una invitación a esperar de la forma correcta, a la manera de Dios. Antes de que cambien las circunstancias, con frecuencia hay un cambio primero en nuestro corazón.
Tal vez estés esperando el cumplimiento de una promesa y deseando que cambie tu situación. Muchos de nosotros caminamos con el vientre de la esperanza deseoso de alumbrar vida. Tal vez tu práctica de oración fue alguna vez una ventana por la que podías asomarte y observar expectante lo que el Señor haría, pero, mientras esperas, se ha convertido en un muro.
Aunque tu perspectiva parezca sombría, aunque los cielos parezcan estar bloqueados y cerrados, puedes decidir mostrarle a Jesús tu rostro, incluso si sientes que él oculta el suyo.
Hoy, echa un vistazo atrás y reconoce la fidelidad de Dios en el pasado. Fija tus ojos en la cruz y permite que Dios se revele en tu presente mientras caminas hacia adelante con fe, ¡un paso a la vez!
Oración sugerida: Amado Señor Jesús, cuando atravieso por desiertos, tiempos de espera y sequía, confieso que me siento estéril y vacío de bendiciones. Sin embargo, sé que soy bendecido en abundancia, y te pido de todo corazón, que me muestres cómo renovar mi perspectiva en tiempos de espera, y recordar todas las promesas que has hecho a mi vida, para que tu hermosa presencia me ayude a restablecer mi confianza en ti. Oro en el precioso nombre de Jesús, Amén.
1. Genesis 21:1-3 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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