Encuentros Diarios
Febrero 20, 2024
Enfrentando el sufrimiento
“El gran amor del SEÑOR nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: El SEÑOR es todo lo que tengo. En el esperare! Bueno es el SEÑOR con quienes en él confÃan, con todos los que le buscan. Bueno es esperar calladamente que el SEÑOR venga a salvarnos.â€1
Hoy hablaremos del bienestar, pero antes, haz una pausa, respira lenta y profundamente. Permite que la presencia de Dios reajuste tus sentidos y pensamientos dispersos. Recuerda: Dios está contigo hoy.
Este dÃa analizaremos cómo Dios nos brinda bienestar, especialmente cuando pasamos por temporadas de dolor y sufrimiento. Es más, podemos preguntarle a Dios: ¿Cómo puedo encontrarte cuando mi alma está sufriendo?
Nuestra esperanza es que Jesús anhela acompañarnos en cualquier situación por la que estemos atravesando. Es maravilloso saber que no estamos solos.
Si te ofreciera un plato de cualquier comida, ¿Cuál elegirÃas? ¿Una gran montaña de papas fritas?, ¿O quizás un helado gigante? ¿Y si esa comida se repitiera cada dÃa y se convirtiera en el único plato que pudieras comer? ¿CambiarÃan tus elecciones?
Aunque algunos de nosotros nos aferramos con obstinación a las papas fritas, la mayorÃa será más sabia. A la hora de preparar un plato para toda la vida, sabes que necesitarás un equilibrio nutricional para poder vivir de forma saludable. Eso podrÃa significar que debes incluir verduras. Es indispensable una variedad alimenticia que te asegure estar preparado para vivir saludablemente.
De igual manera se aplica cuando se trata de caminar con Dios. A veces, es fácil tratar la fe, y la Biblia, como si pudiéramos elegir lo que más nos gusta e ignorar el resto. Quizá funcione durante un tiempo, sin embargo, cuando la vida nos juega una mala pasada, o si nunca hemos equilibrado nuestra dieta espiritual o estudiado cómo encaja el sufrimiento en nuestra vida, no estaremos preparados para enfrentarlos.
El mensaje del evangelio incorpora cada parte de nuestra vida. ¡Y esa es una gran noticia! Mantiene perfectamente la tensión de vivir en el reino de Dios dentro de un mundo desoladoramente caÃdo.
Te invito a abordar el sufrimiento, el dolor y la decepción de la mano de nuestro Padre Celestial. Él siempre está presente en todas las etapas que atravesamos y nos ofrece respuestas e instrucciones cuando nos enfrentamos al dolor y sufrimiento.
La Biblia nos enseña cómo encontrar a Dios en tiempos difÃciles, sin embargo, debemos ser intencionales y prestar atención a ella.
El pasaje de hoy es un ejemplo conmovedor y de gran aliento. Sin embargo, su contexto data como uno de los libros más dolorosos de toda la Biblia, por algo se llama Lamentaciones, donde el sufrimiento y la esperanza se unen con crudeza.
Un contenido asà es difÃcil de leer, pero resulta tranquilizador. Es interesante ver que el dolor no se suprime en la Escritura. Esto nos llena de esperanza porque incluso en los entornos más turbulentos, la misericordia de Dios brilla triunfante y su luz existe en los lugares más profundos y oscuros.
El cristianismo abarca todos los aspectos de la experiencia humana, incluida la tuya y la mÃa. Por ello, no debemos de tener vergüenza o miedo en ocultar nuestro dolor delante de Dios. Podemos llevarlo confiadamente ante Jesús y encontraremos todo lo que necesitamos. ¿Qué le estás ocultando a Dios hoy? Estas áreas dolorosas son como cajas cerradas en el alma y lugares a los que no queremos que nadie entre.
Si puedes, cierra los ojos y respira profundamente: dirÃgete a una de esas cajas. Jesús extiende su mano y te pide las llaves. Él quiere ayudarte. Quiere sanarte. ¿Le entregaras las llaves y lo dejaras entrar?
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, te doy gracias porque tus misericordias son nuevas cada mañana, grande es tu fidelidad. Te presento todo aquello con lo que estoy luchando y me causa dolor y sufrimiento. GuÃame Señor, dame sabidurÃa y paz para superar todo lo que la vida me depare. Recuérdame que estás conmigo en todo lo que hago. En el precioso nombre de Jesús, Amén.
1. Lamentaciones 3:22-26 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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