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Encuentros Diarios
Mayo 21, 2024
Cumplir su promesa
“En cuanto a ti, si me sigues con integridad y honestidad, como lo hizo tu padre David, y me obedeces en todo lo que yo te ordene y cumples mis estatutos y leyes, yo afirmare para siempre tu trono en el reino de Israel, como le prometí a tu padre David cuando le dije: ‘Nunca te faltara un descendiente en el trono de Israel’”.1
Las promesas son cosas divertidas. Son fáciles de hacer y, a menudo, más fáciles de romper, pero generalmente difíciles de mantener. A veces desearíamos poder ser libres, al menos por un poco, de todas las obligaciones de la vida que estamos obligados a cumplir. Robert Frost capturó poéticamente esa verdad en su poema "Stopping By Woods on a Snowy Evening" (Deteniendose junto al bosque en una tarde nevada).
"Los bosques son hermosos, oscuros y profundos, pero tengo promesas que cumplir, y millas que recorrer antes de dormir, y millas que recorrer antes de dormir".
A veces, mantener nuestra palabra realmente se siente como tener que recorrer millas y millas antes de poder dormir, ¿no es así? Cumplir las promesas es realmente difícil. Tal vez esa sea parte de la razón por la que tanta gente los rompe. Mantenerlos edifica nuestra integridad y nos convierte en ciudadanos rectos en la Tierra y en el Cielo. Es por eso por lo que cuando alguien cumple su promesa, especialmente una que realmente le cuesta algo, nunca pasa desapercibida.
Booker T. Washington contó que conoció a un exesclavo que ejemplificaba el tipo de sacrificio recto e integridad que a veces implica cumplir las promesas. Este hombre había firmado un contrato con su amo en el que establecía que compraría su libertad pagándole a su amo una cuota anual. Mientras ganaba el dinero que pagaría su libertad, su amo lo liberó del servicio en su plantación, para que pudiera trabajar donde quisiera y para quien pudiera pagarle más dinero. El esclavo se fue al norte porque allí los salarios eran mejores. Pero cada año, regresaba a la plantación de su amo para presentar el pago de ese año a su amo. Después de unos años, el presidente Lincoln emitió la Proclamación de Emancipación que puso fin a la esclavitud y trajo la libertad a todos los esclavos, incluido este hombre. Pero aún le debía a su amo trescientos dólares. ¡Este, ahora "antiguo", esclavo era libre! Ya no tenía que pagarle a su antiguo amo los últimos trescientos dólares para comprar su libertad. Pero había hecho una promesa. Era un hombre íntegro. Y así regresó a su antiguo amo con la cantidad total que le había prometido. Es posible que sus acciones solo hayan sido notadas por su amo, pero puedo asegurarles que las bendiciones siguieron a ese hombre por el resto de su vida.
Cuando consideramos la vida del rey David, la mayoría recuerda las decisiones cuestionables que tomó, incluyendo el adulterio y el asesinato. Pero nuestro Dios misericordioso perdonó a David de su pasado pecaminoso, recordando solo su fidelidad, la integridad de su corazón y su rectitud. Dios le prometió a Salomón, el hijo de David, que su linaje reinaría para siempre, siempre y cuando siguiera los pasos de su padre. Dios cumple sus promesas. ¿Y tú?
Oración sugerida: Querido Padre Misericordioso, Tú eres Misericordioso y Justo y nosotros no somos merecedores de tu sacrificio. Gracias por el amor que me has mostrado una y otra vez. Enséñame a seguir Tus santos pasos. En el nombre de Jesús, Amén.
1. 1 Reyes 9:4-5 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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