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Encuentros Diarios
Junio 14, 2024
Cristo viviendo en mi
“Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de su gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”1
Pablo escribió a los colosenses: "Me gozo en lo que padezco" (Colosenses 1:24). ¿Se imagina usted diciendo lo mismo? Es una afirmación difícil de hacer, y mucho más difícil de cumplir día tras día. De hecho, nos resultaría imposible lograrlo con nuestras propias fuerzas.
El apóstol podía tener dicha actitud sólo porque se apoyaba en el poder de Cristo, lo cual también es posible para nosotros. Podemos tratar de transitar la vida de fe con nuestros propios esfuerzos, pero no lo conseguimos. Cristo mismo les dijo a sus discípulos: "El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).
Para experimentar una vida espiritual saludable, es esencial reconocer que el poder no tiene nada que ver con nosotros, viene de Cristo en nosotros. Nuestra salvación es obra de Dios, al igual que cada parte de nuestra santificación durante el resto de la vida terrenal. El Señor no solo nos transforma, sino que también nos da el poder para obedecerlo y servirle cuando confiamos en El. Pablo entendió cómo se entrecruzan nuestra responsabilidad y el poder de Dios, y es importante que nosotros también lo entendamos. En el versículo 29 del pasaje de hoy, lo expresó de esta manera: "para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí".
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, hoy te quiero dar las gracias porque el poder con el que enfrento los problemas no viene de mí, sino de Cristo viviendo en mí. Gracias Señor, porque tu renuevas mi mente y mi corazón para obedecerte y servirte. Señor, quiero permanecer en ti para llevar mucho fruto, y que todo sea para tu honra y tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Colosenses 1:24-29 (RVR1960).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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