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Encuentros Diarios
Junio 20, 2024
La magnificencia de su presencia
Lo rodeaba un halo luminoso, como el arco iris que brilla entre las nubes en un dÃa de lluvia. Asà se me presento la gloria del Señor. Cuando la vi, caà con rostro en tierra, y oà la voz de alguien que me hablaba.1
Me encanta tomar fotos de amaneceres y atardeceres. El problema es que no me he tomado el tiempo para aprender a operar la configuración manual en mi teléfono. A pesar de lo hermosas que son mis imágenes, nunca capturan los tonos correctos de colores o el brillo que vi con ojos humanos.
En Ezequiel 1, Dios le da al profeta una visión increÃble de su trono celestial. Ezequiel describe lo que vio y algunas de las imágenes vÃvidas son difÃciles de imaginar para una mente humana finita. Entonces Ezequiel vislumbra a Dios sentado en su trono. ¿Cómo puedes siquiera comenzar a describir la gloriosa presencia de nuestro Santo Dios? La descripción de Ezequiel no es más que una imagen débil de lo que esperamos estar algún dÃa en presencia. Al igual que mis imágenes, que carecen de vitalidad y realidad, las palabras del profeta nunca pueden capturar la verdadera magnificencia de la presencia de Dios. La experiencia de ver a Dios en su Trono Celestial fue asombrosa para Ezequiel, quedó grabada para siempre en su memoria.
Si alguna vez has experimentado ver los lugares naturales tan maravillosos como el Gran Cañón, las poderosas secuoyas o las extraordinarias cataratas del Niágara, lo primero que hiciste fue capturar el momento en tu mente, luego, por supuesto, probablemente tomaste una foto para poder recordar ese momento tantas veces como quisieras. Pero para tu consternación, la imagen no era la misma. La presencia de Dios está en todas partes y Sus huellas dactilares se ven en la belleza de Su Creación. Podemos verlo en las puestas de sol majestuosas y ardientes, en las montañas cubiertas de nieve, en el dulce olor de la piel de un nuevo bebé y en los susurros sagrados que se escuchan en las profundidades de mi alma.
Las lágrimas han brotado de mis ojos mientras cantaba las palabras sagradas de una canción de adoración que habla de la magnificencia del Señor. Hay momentos en que Dios en su gracia adelgaza el velo entre el Cielo y la Tierra para darnos un vistazo de su gloriosa presencia. En ese momento, el Esplendor de la Eternidad se vuelve tan real que casi puedes tocarlo. Durante esos momentos sagrados, no podemos evitar caer boca abajo y adorar como lo hizo Ezequiel. Cuando estamos rodeados por su innegable presencia, la adoración y la alabanza se convierten en nuestra postura natural. "Es la creación que se inclina ante su creador, el arte que adora al artista, una obra maestra que da gloria a su maestro" — Mei L. Au.
Oración sugerida: Señor, ¡Tu presencia me consume! Todo el miedo se ha ido y me quedo asombrado. Toda la tierra tiembla ante Tu Grandeza y Tú haces todo nuevo, me inclino a Tus pies, Dios Todopoderoso. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Ezequiel 1:28 (NTV).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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