Encuentros Diarios
Junio 28, 2024
Ondas misioneras
"Por tanto, vayan y hagan discÃpulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del EspÃritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo."1
La idea de ser misionero en otro paÃs no nos atrae a muchos de nosotros. La idea de tener que aprender un nuevo idioma o cultura lleva el "salir de nuestra zona de confort" a un nivel completamente diferente. Sin embargo, la Biblia es clara en cuanto a la voluntad de Dios para Sus hijos: ¡debemos "ir"! Cuando pensamos en ir por todo el mundo y hacer discÃpulos, automáticamente escuchamos "Misionero" y es fácil asumir que necesitamos cambiar nuestra ubicación para cumplir el propósito de Dios. Pero ser misionero no se define por el tiempo de viaje, y cuando lo vemos solo como eso, malinterpretamos el efecto dominó que el amor de Dios puede producir, ¡en cualquier lugar!
Podemos comenzar las ondas simplemente ofreciendo una sonrisa a la cajera que luego se puede pasar a la enfermera cansada que está tomando el almuerzo que puede ayudar a darle la fuerza para tomar la mano de alguien que nunca conoceremos mientras lucha contra el cáncer. Las ondas continúan cuando la palabra amable que le decimos a un amigo le da el valor que necesita cuando se va de viaje de negocios a otro continente y tiene la oportunidad de compartir el amor de Dios en forma de bondad con un extraño en una tierra diferente.
Probablemente nunca veremos cómo ser obediente en el "Aquà y Ahora" puede seguir y seguir maravillosamente a través de las generaciones para algún dÃa hacer una diferencia en el "Entonces y Allá". Tal vez hayas escuchado a Dios susurrando a tu corazón que "vayas", pero ¿a dónde? Su "ir" justo al salir por la puerta de su casa está lleno del mismo potencial y propósito que el que aborda un avión y "va" lejos para compartir la Palabra de Dios. Su alcance, asistido por las ondas sagradas de Dios, es infinito. Servimos a un Dios que no está encasillado por el tiempo, las circunstancias o la geografÃa. Está en todas partes, todo el tiempo, con todos. Su obra en y a través de nosotros es ilimitada. El mejor lugar para comenzar a compartir Su amor es dentro de las paredes de tu propia casa. Nuestro cónyuge y nuestros hijos serán los primeros en llevar a cabo las ondas que les lanzamos. Asegúrate de que esas ondas estén llenas de bondad y amor y permÃteles que las lleven una y otra vez.
Oración sugerida: Querido Señor, gracias por tu amorosa bondad y misericordia en mi vida. Te pido que me llenes de ellos a medida que avanzo en mi dÃa para que pueda compartir una sonrisa o una palabra amable que permita que Tu Amor se propague a través de todos con los que entro en contacto. En el Santo Nombre de Jesús, Amén.
1. Mateo 28:19-20.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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