Encuentros Diarios
Agosto 02, 2024
El poder de las palabras
“El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; más la erudición de los necios es necedad. El corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos.”1
Nuestras palabras nos ayudan a hacer muchas cosas buenas. Podemos usarlas para hablar con nuestro Padre celestial. Podemos proclamar la verdad de las Sagradas Escrituras y cantar alabanzas a Jesucristo. Podemos amar, alentar, aconsejar y enseñar a quienes nos rodean. La lista es muy amplia.
Sin embargo, nuestras voces también tienen el poder de hacer un gran daño. Cuando se produce un problema de este tipo, a menudo ha sido provocado por algo pequeño, tal vez una crítica hecha con enojo o un ataque causado por envidia.
Las palabras duras pueden sentirse bien, incluso justificadas a veces. Pero nunca consiguen lo que Dios desea porque, al final, no dan vida. No son lo que nosotros, como seguidores de Cristo, debemos ofrecer (Mateo 22:36-40).
Cristo nos enseña que "el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno...porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Lucas 6:45).
Por tanto, aunque de vez en cuando puedan surgir en nosotros palabras y sentimientos negativos, es importante hacer una pausa y tomar nota de ellos. Analicemos lo que realmente está causando esas palabras duras y oremos para que el Señor siga ablandando nuestro corazón y aumentando nuestra capacidad de ser amables.
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, gracias por el pasaje de hoy. A mí en lo personal me habló a mi corazón, porque muchas veces he dicho palabras muy duras y ofensivas cuando he estado enojada. Te pido perdón porque en esos momentos no he actuado de una manera prudente, pero también me has enseñado a reconocer cuando he cometido un error y a pedir perdón. Gracias Señor porque usas cada situación en mi vida para aprender y para moldear mi carácter conforme a tu voluntad. Te pido que sigas ablandando mi corazón y augmentando mi capacidad de ser amable con los demás. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
1. Proverbios 16:21-24 (RVR1960).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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