Encuentros Diarios
Agosto 07, 2024
Orando Como Niños
"En ese momento los discÃpulos se acercaron a Jesús y preguntaron: ‘¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?’ El llamo a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: ‘Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entraran en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.'"1
Cuando Jesús les dijo a sus discÃpulos que necesitaban llegar a ser como niños pequeños en este pasaje, fue en respuesta a su pregunta: "¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?" Pero además de que los niños sean humildes y puros de corazón, hay muchas cosas que podemos aprender de ellos.
Verás, los niños tienen una confianza innata. ConfÃan en que sus padres los atraparán cuando salten desde una gran altura, confÃan en que sus padres tienen todas las respuestas a sus numerosas preguntas al dÃa (¡aunque muchas veces no las tenemos!). Por lo tanto, no es de extrañar que su fe en Jesús a una edad temprana sea tan fuerte. ConfÃan en que Jesús es justo quien dice ser, y hará todo lo que ha dicho. Sus corazones no se han visto afectados con todas las dudas y preocupaciones que vienen con el envejecimiento.
Algo que estoy aprendiendo de mi hija de cuatro años es a orar de manera más efectiva. Muchas veces nuestra oración de adulto puede sonar algo como: "Señor, te pido que nos mantengas a salvo hoy, y por favor provea para nuestras necesidades de acuerdo con Tu voluntad". Sin embargo, la oración de mi hija dice: "Señor, gracias por mantenernos a salvo hoy, y gracias por darnos todas las cosas que necesitamos". ¿Ves la diferencia? Mi hija está orando como si ya hubiera sucedido, mientras que mi oración refleja la duda que puede haber en mi corazón. Mi hija tiene plena confianza en que Dios va a actuar.
Recientemente, esta misma hija tuvo una mala caÃda por todo un tramo de escaleras de madera. La vi caer desde la distancia, y grité al ver cómo su cuerpecito rebotaba de una escalera a otra, golpeándose la cabeza repetidamente contra el borde de las escaleras, hasta que golpeó el suelo en la parte inferior. Mientras corrÃa hacia ella esperando lo peor, ella salió con un rasguño en la frente y un moretón en la ceja. ¡Eso es todo! Sin sangrado, sin huesos rotos (¡incluso la llevamos a la sala de emergencias para revisarla!). ¡Fue realmente un milagro! Mientras me acostaba en la cama con ella esa noche, la vi dormir tan plácidamente. ¡No estaba adolorida por su caÃda ni nada! En ese momento, me acordé de sus oraciones. Ella le habÃa dado gracias a Dios por mantenerla a salvo desde el comienzo de ese dÃa, y Él respondió.
Que esto nos dé animo hoy. Dios es quien dice ser, y es capaz de hacer más de lo que podemos pedir o pensar. La pregunta es: ¿podemos confiar en Él incondicionalmente? Practiquemos orar como un niño y veamos cómo Dios responde.
Oración sugerida: Querido Señor, las preocupaciones de este mundo a veces nublan mi mente y me impiden confiar plenamente en ti. Por favor, perdóname por no creer de todo corazón y no aferrarme a tus promesas. Te pido que me ayudes a ser más como un niño en la forma en que oro y en cómo se muestra mi fe. Gracias por tu fidelidad, provisión y perdón, hoy y todos los dÃas. Te amo, Señor. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Mateo 18:1-4.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.
|