Encuentros Diarios
Enero 06, 2025
Defendiéndonos de la tentación
Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir
aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a quienes lo
aman. Que nadie al ser tentado diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario,
cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego,
cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha
sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen.1
Cuando luchamos contra la tentación, entender cómo
funciona puede ser útil. Todo pecado se origina como un pensamiento (Santiago
1:14-15). Si nos aferramos al pensamiento, se convierte en una fantasÃa, la
oportunidad de imaginar cómo serÃa esa idea, sin hacerlo en realidad. Las
fantasÃas pueden enredarse fácilmente con nuestras emociones. Esto crea un
deseo, que nos lleva al punto en el que hay que tomar una decisión… debemos
aceptar el pecado o rechazarlo. Este proceso es bastante peligroso, ya que la
progresión del pensamiento a la elección puede ser casi instantánea.
Los creyentes sabios determinan de antemano resistir
la tentación. Construyen la defensa antes de que ocurra la ofensiva. Hay dos
piedras angulares para una buena defensa: el reconocimiento que Dios tiene el
control, y el compromiso a obedecerlo (1 Corintios 10:13, Santiago 4:7).
Podemos fortalecer aún más nuestra defensa cuando la
tentación realmente llegue. Satanás tiene una manera de resaltar el placer del
pecado hasta que sea lo único que vemos. Pero cuanto más meditemos en las
Sagradas Escrituras y nos comuniquemos con Dios, más fuerte será nuestra
defensa.
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, gracias
porque nos has dejado instrucciones divinas a través de Tu Palabra para crear
un plan antes de que llegue la tentación. La mente es el campo de batalla y
todo empieza con un pensamiento. Ayúdame a someter todo pensamiento cautivo a
los pies de Cristo. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
1. Santiago
1:12-16 (NVI).
El Encuentro de hoy fue
escrito por: Rosina N.
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