|
Encuentros Diarios
Enero 27, 2025
Alabemos a Dios en todo momento
Después de consultar con el pueblo, Josafat designó a
los que irÃan al frente del ejército para cantar al Señor y alabar la hermosura
de su santidad con el cántico: «Den gracias al Señor, pues su gran amor perdura
para siempre». Tan pronto como empezaron a entonar este cántico de alabanza, el
Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte de SeÃr
que habÃan venido contra Judá y los derrotó. De hecho, los amonitas y los
moabitas atacaron a los habitantes de los montes de SeÃr y los mataron hasta
aniquilarlos. Luego de exterminar a los habitantes de SeÃr, ellos mismos se
atacaron y se mataron unos a otros.1
Alabamos a Dios cuando su favor es evidente o cuando
nuestras oraciones son respondidas. Sin embargo, en momentos de dolor, expresar
gratitud puede parecer imposible. Pero la alabanza es importante para Dios y,
desde su perspectiva, no deberÃa depender de nuestros sentimientos. Es una decisión
que podemos tomar, la cual no solo deleita a Él, sino también nos ayuda a
reconocer y recibir sus bendiciones.
Al alabar a Dios, nos damos cuenta de cuán
dependientes somos de Él. Nuestra impotencia y desesperanza nos posicionan para
recibir bendiciones que nos habrÃamos perdido mientras tratábamos de manejar
las cosas por nosotros mismos. Cuando Josafat estaba a punto de enfrentarse a
un ejército aterrador, dijo: "Señor, no sabemos que hacer, y a ti volvemos
nuestros ojos". En otras palabras: "Somos débiles y necesitamos que
intervengas. Estamos esperando, Dios, ¿qué vas a hacer?". Al Señor le
encanta esto porque su poder puede entonces ser liberado en toda su plenitud. Y
solo Él es glorificado.
Oración sugerida: Amado Padre Celestial, te doy
gracias porque todo está bajo tu control, y te alabo porque nada puede tocarme
a menos que pase primero por Tu poder protector. Padre, te alabo por tu
omnisciencia y omnipotencia que usas para mi beneficio. Oro en el nombre de
Jesús, Amén.
1. 2 Crónicas 20:21-23 (NVI).
El Encuentro de hoy fue
escrito por: Rosina N.
|
|