|
Encuentros Diarios
Marzo 04, 2025
Solo sigue orando
En cuanto comenzaste a orar, Dios te respondió. Yo he
venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho.1
Una pelÃcula muy
querida en mi casa es el clásico de Disney "Buscando a Nemo"; Una
historia de peces sobre el viaje de un padre para encontrar a su hijo y todos
los peligros que encuentra en el camino. En su aventura, el inquietante pez
payaso conoce a un simpático pez azul que sufre de pérdida de memoria a corto
plazo, lo que le permite vivir sin preocupaciones. A medida que su viaje se
vuelve inútil, la pequeña pez despreocupada se acerca al padre deprimido y le
dice alentadoramente: "Cuando la vida te deprime, ¿sabes lo que tienes que
hacer? ¡Sigue nadando, sigue nadando!" Pero cuando nadar es todo lo que
has estado haciendo durante las últimas semanas, meses o incluso años, lo que
realmente te gustarÃa es un cambio; una salida; ¡Una respuesta!
En Babilonia,
Daniel se sentÃa un poco como un pez payaso inquieto. HabÃa estado orando, y
orando, y orando un poco más por los israelitas que estaban en el exilio, y
también por el rey y sus visiones. La gente dependÃa de Daniel y de su
comunicación con el Señor; Él era su voz de esperanza. ¡Estoy segura de que eso
lo estresaba un poco! En el capÃtulo 9 de Daniel, se cubrió con cilicio y
cenizas y comenzó a orar y finalmente a suplicar: "¡Señor, escucha!
¡Señor, perdona! ¡Señor, escucha y actúa!" (vers. 19) Daniel estaba
extremadamente cansado y descorazonado cuando el ángel Gabriel se le apareció
diciéndole que su oración habÃa sido contestada desde el momento en que habÃa
comenzado su oración.
Muchas veces
estamos tan cansados de nadar por la vida sintiendo que nuestras oraciones no
son escuchadas, cuando la realidad es que Dios está escuchando. Él ve nuestra
desesperación, pero está esperando que "nos propongamos en nuestro corazón ser
comprensivos y humillarnos delante de nuestro Dios" (Dan. 10:12) para enviarnos
una respuesta. Dios nos ha dado nuestro propio pececito azul en la forma del
EspÃritu Santo para recordarnos y animarnos en cada paso del camino: ¡Solo
sigue orando! ¡Solo sigue orando!
¡Oh, Señor, tú eres un Dios grande y temible! Siempre
cumples tu pacto y tus promesas de amor inagotable con los que te aman y obedecen
tus mandatos... Señor, tú tienes la razón... (Dan. 9:4,7) Gracias por perdonarme. Enséñame a
ser humilde para que pueda entender las bendiciones que tienes reservadas para
mÃ. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Daniel 9:23a (DHH).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
|
|