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Encuentros Diarios
Marzo 20, 2025
La voluntad de Dios
Yendo
un poco más allá, se postro rostro en tierra y oro: “Padre mÃo, si es posible,
no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieras tu."1
Jesús
habÃa predicho su muerte más de una vez a sus discÃpulos y el tiempo se
acercaba. Después de comer con sus discÃpulos durante La Última Cena y
antes de ser arrestado, fue al Huerto de Getsemanà para orar y pedirle a Dios
que tuviera misericordia y que no le hiciera beber esta copa de sufrimiento
porque Jesús estaba asustado, y su alma estaba angustiada. Sin embargo, él
sabÃa que la decisión final era de Dios, y si era la voluntad de Dios que Jesús
muriera, que asà fuera. Jesús dijo: "Sin embargo, quiero que se haga tu
voluntad, no la mÃa". Dios pudo haber evitado que Jesús fuera crucificado,
pero sabÃa que esta era la única manera de que el mundo se salvara (Juan 3:16).
Jesús
es el ejemplo perfecto de cómo debemos pensar y actuar. En este mundo
pecaminoso, enfrentaremos desafÃos y sufrimientos tal como lo hizo Jesús, pero
podemos tener paz sabiendo que por la sangre de Jesucristo somos salvos y
tenemos vida eterna. No tenemos que estar tan asustados y ansiosos como para
tomar el asunto en nuestras propias manos porque nada se interpondrá en el
camino de que se haga la voluntad de Dios. Jesús oró tres veces diferentes
pidiéndole a Dios que no tuviera que sufrir, pero también se estaba rindiendo a
Dios queriendo seguir la voluntad de Dios para su vida. De la misma manera,
podemos pedirle cosas a Dios, pero al mismo tiempo entregarnos a Él sabiendo
que Él tiene todo bajo control. Entonces, ¿por qué preocuparse cuando Dios ya
tiene resueltos nuestros problemas? Él nos ama incondicionalmente y hará todo
para el bien de aquellos que lo aman (Romanos 8:28).
Oración sugerida: Señor, vengo a ti hoy pidiéndote
que me des la misma mentalidad que tuvo Cristo. Por favor, ayúdame a superar
mis luchas y dame esperanza sabiendo que Tú tienes el control de todo lo que ha
sucedido y sucederá. Me entrego a Ti porque Tú me amas incondicionalmente y yo
te amo. Gracias, Señor, por siempre comprenderme y consolarme en mis momentos
de necesidad. En el nombre de Jesús, Amén.
1. Mateo 26:39.
El Encuentro de hoy fue escrito
por: Gianna B. (14 años de edad)
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