|
Encuentros Diarios
Abril 10, 2025
Dios provee
—Siento
compasión por ellos. Han estado aquà conmigo durante tres dÃas y no les queda
nada para comer. Si los envÃo a sus casas con hambre, se desmayarán en el
camino porque algunos han venido desde muy lejos.1
Cuando
Jesús alimentó a los cuatro mil, la multitud ya habÃa estado con él durante
tres dÃas, y se habÃan quedado sin comida. La mayorÃa de ellos habÃan recorrido
un largo camino siguiéndolo, y a Jesús le preocupaba que no hubieran comido.
Los discÃpulos preguntaron dónde encontrarÃan suficiente comida para alimentar
a todos, pero Jesús tomó los panes que tenÃan y los peces que encontraron, los
bendijo y alimentó a la multitud. No solo todos comieron hasta que estuvieron
llenos, ¡sino que tenÃan siete canastas grandes de sobras!
Es
asombroso cómo nuestro Señor ve cada detalle y piensa en nuestro bienestar. Él
ve nuestras necesidades y provee. Ya sea que estemos enfrentando uno de los
desafÃos más grandes de nuestras vidas y necesitemos fuerza y esperanza, o
viviendo fácil y felizmente y experimentando Su gozo.
Es
importante recordar, sin embargo, que nuestras necesidades son diferentes que
nuestros deseos. A veces, le pedimos a Dios lo mismo una y otra vez porque
estamos convencidos de que eso es lo que necesitamos. A veces, Dios nos da lo
que queremos, y otras veces no; Y eso está bien. Dios nos ve y nos escucha, y
siempre estará presente en cada circunstancia proveyendo para nuestras
necesidades que a veces ni siquiera notamos, porque estamos demasiado enfocados
en lo que queremos. Debido a esto, nos cegamos a nosotros mismos para ver las
cosas buenas que Dios ha hecho, pero Dios lo ve y lo sabe todo. Es por eso por
lo que siempre debemos estar alegres y agradecidos, porque Dios provee para
nuestras necesidades en todo momento (Filipenses 4:19 y Salmo 23:1). ¡Dios es
tan bueno! ¡Aleluya!
Oración
sugerida: Querido Dios, te agradezco por siempre proveer. Por favor, perdóname
por no haberme dado cuenta de las buenas obras que has hecho por mÃ. Te pido
que abras mis ojos para ver tus bendiciones, que abras mis oÃdos para escuchar
acerca de tu bondad y que abras mi boca para contar las cosas maravillosas que
has hecho en mi vida. En el precioso nombre de Jesucristo, Amén.
- Marcos 8:2-3.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Gianna B.
|
|