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Encuentros Diarios
Julio 17, 2025
¿Quién nos apartará del amor de Cristo?
El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a
los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo
Jesús es el que murió e incluso resucitó y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación
o la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro o la espada?
Asà está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan
como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la
muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por
venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús
nuestro Señor.1
En Romanos 8,
Pablo presenta un argumento persuasivo para creer en la seguridad eterna
enmarcando estas preguntas:
¿Quién acusará
a los elegidos de Dios? Nadie puede acusar a los creyentes y que la acusación
sea válida. Satanás lo intenta, pero Dios nos ha justificado por medio de
Cristo, Él ha declarado que no somos culpables. Si usted cae en un perÃodo de
falta de fe o de pecado, puede perder su recompensa, pero no puede perder su
eternidad en el cielo con Dios (1 Corintios 3:12-15).
¿Quién nos
separará del amor de Cristo? Sin duda, hay muchas experiencias que ponen a
prueba nuestra fe, pero somos salvos por la gracia de Dios. El Señor comprende
nuestras pruebas y dudas, y no está interesado en hacernos a un lado cuando
tropezamos. Dios siempre supo que cometerÃamos miles de errores después de
recibir a Cristo, pero nos salvó de todas formas.
Algunos
seguidores de Jesucristo se preocupan de que aceptar la idea de la seguridad
eterna motivará a las personas a vivir en pecado porque no tienen nada que
perder. Si pensamos en la maravilla y majestad de nuestro Padre celestial ¿no
tiene más sentido que las personas se sientan motivadas a obedecerlo por
salvarlas del pecado? Cuanto más conozcamos de Cristo y su amor por nosotros,
más lo amaremos y desearemos agradarlo.
Oración
sugerida: Amado Padre Celestial, simplemente te quiero dar gracias porque nada
ni nadie puede separarme de tu amor, ni aún yo misma. Gracias porque me
escogiste para ser salva y gozar de la eternidad a Tu lado. Gracias porque a
pesar de que sabÃas que iba a cometer miles de errores después de aceptar a
Jesús en mi corazón me salvaste de pasar una eternidad sin Ti. Señor Tu amor
incondicional es un misterio para mi mente limitada, solo puedo elevar mis
manos hacia el cielo y decirte ¡GRACIAS! En el nombre de Jesús decimos, amen.
1.
Romanos 8:32-39 (NVI).
El Encuentro
de hoy fue escrito por: Rosina N.
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