Dios decidió de
antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a si mismo por
medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él querÃa hacer, y le dio gran
gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que
derramo sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado.1
A
todos nos gusta sentir que pertenecemos... a una familia o un grupo de amigos,
en el trabajo o la escuela, incluso en la iglesia. Es esa sensación de ser
parte de algo completo donde tu voto cuenta y tu opinión importa. Dios también
quiere esto para nosotros. De hecho, ¡Su deseo es que nos convirtamos en parte
de SU familia! Él nos ha dado libre albedrÃo para explorar cosas que creemos
que podemos disfrutar, pero siempre mantiene Sus brazos abiertos para cuando
las cosas no funcionan como esperábamos y necesitamos un espacio seguro para
regresar. Sin embargo, la belleza de esta libertad en Cristo es que cuanto más
tiempo pasamos con nuestro Padre Celestial, ¡más no queremos estar separados de
Él! Y para hacer que esta dinámica familiar sea aún más especial: ¡Él te eligió
a TI para ser parte de Su familia, TÚ estabas predestinado a pertenecerle a Él!
A través de Su Hijo, Jesús, y la aceptación de Su sacrificio por nosotros, Dios
nos ha permitido un lugar, no solo para hoy, ¡sino para toda la eternidad!
Oración sugerida: Querido Padre Santo, gracias
por elegirme para ser parte de Tu familia y Tu plan eterno. Te confieso mi
pecado y te pido que perdones mis faltas. ¡Limpia mi corazón y llénalo con el
deseo de ser más como TÚ! Gracias por darme un lugar al que pertenecer. En el
nombre de Jesús, Amén.