|
Encuentros Diarios
Agosto 29, 2025
Un corazón de siervo
“Pues es
Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la
misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá
una gran cosecha de generosidad en ustedes. Efectivamente, serán enriquecidos
en todo sentido para que siempre puedan ser generosos; y cuando llevemos sus
ofrendas a los que las necesitan, ellos darán gracias a Dios. Esta ayuda, que
es un servicio sagrado, no solo suple las necesidades de los creyentes, sino
que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios.â€1
Cuando se
trata de servir en la iglesia, algunas personas buscan la prominencia. No hay
nada de malo en dirigir un comité o enseñar una clase grande, pero el Señor nos
llama a tener un corazón de siervo. Eso significa vivir de tal manera que lo
glorifiquemos. Y aunque lo que hacemos pueda pasar desapercibido por otros,
nuestro Padre celestial lo ve y se complace con nuestros actos de servicio
(Mateo 6:3-4).
Por su gran
amor, Dios nos coloca justo donde quiere que sirvamos, y en cada tarea que
emprendemos debemos dar lo mejor de nosotros, ya sea limpiando, llamando a un
enfermo, o dirigiendo una clase de escuela dominical. En última instancia,
servimos a Cristo, y desea nuestra obediencia y mejores esfuerzos.
Hay muchas
razones por las que el Señor nos llama a servir. Primero, porque servir nos
ayuda a deshacernos del orgullo y el egoÃsmo, permitiendo que nuestro enfoque
esté en Él. Segundo, porque proclamamos nuestro amor por Cristo a través de
nuestro apoyo mutuo. Tercero, porque Dios prueba y purifica nuestro corazón a
través del servicio.
“Hagan lo
que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en
este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia.
Ustedes sirven a Cristo el Señor.†(Colosenses 3:23-24 NVI)
Oración
sugerida: Amado Padre Celestial, hoy vengo ante Tu presencia, clamando a Ti, pidiéndote
de la manera más humilde que me ayudes a transformar mi corazón. Te pido por un
corazón de siervo. Reconociendo que Tú eres el protagonista, que no se trata de
mÃ, que siempre se ha tratado y siempre se tratará de Ti. Quiero servir con
amor, que todo lo que haga lo haga con amor y humildad. Que el enfoque de mi
servicio seas Tú y los demás. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
1.
2 Corintios 9:10-12.
El Encuentro
de hoy fue escrito por: Rosina N.
|
|