El Poder del Amor
Les Brown, un Técnico de Emergencia, conducía de regreso a casa después de un arduo día de trabajo cuando escuchó una llamada de emergencia en el escáner de su auto. Un niño se estaba estragulando y necesitaba ayuda de inmediato.
El despachador de la policía envió a un equipo de rescate pero Les, dándose cuenta de que él estaba a sólo unas cuadros de distancia, sabía que podría llegar más luego. Se comunicó con la policía para informarles que él también se iba al rescate del niño. Pero cuando trató de salir de la carretera, no pudo. Un tractor había excavado una zanja profunda de lado a lado en el camino de salida.
Les, se hizo a un lado del camino, salió del carro y le gritó al conductor del tractor, “¡Hay un bebé ahogandose adelante y debo de llegar allá urgentemente!”
De inmediato el hombre rellenó una larga parte de la zanja que había pasado todo el día excavando, aplanó la tierra y dejó pasar a Les. Les se apresuró al lugar del que provenía la llamada. Allí encontró a la madre que desesperadamente esperaba la llegada de la ayuda. El bebé que sostenía en sus brazos ya tenía un color morado. Les tomando al niño, lo puso sobre sus rodillas y cuidadosamente lo golpeó en la espalda y de repente salió un botón de la boca del bebé. Para el alivio de la madre, el bebé empezó a respirar de nuevo.
Al día siguiente de regreso a casa Les notó que el tracto estaba trabajando en la misma salida, se paró su vehiculo para contarle al conductor lo que había pasado. Cuándo el hombre lo vio, saltó del tractor y está vez fue él quien le gritaba a Les, “El bebé que usted salvó ayer... ¡Ese era mi bebé! ¡Mío! ¡Mío!”
Aquí vemos el amor genuino en acción y tal amor tiene muchas facetas. En las poderosas palabras de las escrituras, es paciente, bondadoso, amable y todo lo perdona. No es celoso, jactancioso, no arrogante, no busca su propio interés, no es grosero, ni se irrita. Tampoco toma en cuenta el mal. “Siempre protege, siempre confía, siempre espera, siempre persevera. ¡Nunca falla!”1
Este amor se preocupa, se compromete, se comunica y tiene compasión—todo lo cual incluye enmarañarse—y hace que la vida valga la pena. Podemos existir sin este tipo de amor, pero no podremos vivir la vida en su plenitud sin ella.
Solo la gente que es amada
encuentra el amor verdadero.
Ambas, las pruebas científicas y la experiencia han mostrado que los bebés que no reciben suficiente amor, cuidado y no se les sostiene en brazos pueden morir. Los niños que no se sienten amados se pueden convertir en personas muy agresivas o retraídas. Los adolescentes pueden resultar deprimidos, suicidas, en drogas o en la prisión. Los adultos se pueden convertir en victimas de un gran número de sustancias adictivas o usos que son un atento vano a querer llenar el vacío en su corazón y adormecer el dolor de su vida vacía. O se pueden enfermar—física, emocional y/o espiritualmente.
Alguien que no se siente amado, se siente inadecuado, sin poder y muy seguido usa el control como a un pobre sustituto para controlar a otros.
Otros cuando no se sintieron amados, especialmente los niños, inconscientemente buscan reemplazar el amor paterno con las relaciones románticas y el matrimonio. Pero ninguna de la pareja podrá jamás reponer las necesidades de su niñez de la falta de sentir el amor de su madre o padre. Otros sustituyen el sexo por el amor y dejan un camino de victimas en su atento de llenar ese vacío y evitan enfrentar la causa de ese vacío y su soledad.
¿Entonces cómo podemos encontrar el amor que necesitamos y tener un poder genuino en nuestras vidas?
Recobro: Primero, tome en cuenta que la respuesta no está en la fama, fortuna, popularidad, sexo, un excitante romance, los logros o la aprobación, sino lo está en la recuperación. La dura realidad es que solo las personas que son amadas encuentran el amor verdadero, y en otras palabras, “¡Lo encontramos dentro de nosotros o no lo encontramos!”
Honestidad: Segundo, la recuperación inicia cuando nosotros mismos admitimos la verdad y se la admitimos a uno o dos amigos de confianza – que no nos sentimos amados o que no nos sentimos amados cuando éramos niños o que nos hemos buscadado el amor en los lugares descolocados.
Pasa a la página dos
|