Esperanza: La Fuerza Para Seguir Adelante
Jaime Lee, un joven padre, llamó desde el telefoneo público en un hotel al periódico de una gran ciudad para darle al reportero una historia emocionante. De manera desesperada, el reportero intentó rastrear la llamada pero fue demasiado tarde. Cuando la policía llegó ya Lee se había quitado la vida de un tiro a la cabeza.
La policía encontró en el bolsillo de su abrigo un dibujo, hecho con crayones y firmado en letras infantiles por su hija, Shirley. Ella había muerto en un incendio hace cinco meses. En el dibujo Lee escribió, “Por favor déjen el dibujo en el bolsillo de mi abrigo quiero que sea entierren con mi cadaver.” Cuando se entierron a Shirley, Lee había pedido a extraños que asistieran al servicio funebre porque no había miembros de la familia para asistir de su hija. La madre de Shirley había fallecido cuando la niña solo contaba con dos años.
Poco antes de morir, Lee había dicho al reportero que no tenía razón por que vivir y se sentía solo en el mundo. Le dejo sus pocas posesiones a la iglesia que Shirley habia asistido con el comentario, “Tal vez en diez o veinte años van a ver su lápida y se pregunta ¿ quien era Shirley Ellen Lee? y en respuesta dirá, “Alguien la ha de haber amado profundamente.”
James Lee perdió toda esperanza y termino con su vida en una solitaria caseta telefónica. Trágicamente, su historia no es caso único. Nuestro mundo está lleno con personas que se sienten con un sentido de desesperación.
La esperanza, como el amor, es una cualidad indispensable de la vida. Cuando la pierden, muchas personas aborrecen hasta el día en que nacieron.
La sociedad contemporánea, con sus promociones astutas, promete esperanza en varias atractivos paquetes, pero cuando cosas fallan descubrimos que hemos sido engañados.
La esperanza, como el amor, es una
cualidad indispensable de la vida.
Por ejemplo, la esperanza no se encuentra en la ciencia o en la tecnología. Con toda nuestra tecnología altamente sofisticada hemos descubierto como enviar al hombre a la luna y enviar naves espaciales a Saturno y aun más allá. Controlamos la comunicación instantánea en el ámbito global vía radio, televisión satélites e el Internet. Dividimos al átomo. Hemos construido computadoras que pueden resolver problemas en segundos, problemas que hace pocos años tomaba semanas, meses o hasta años poder resolver. Afortunadamente, hemos hecho avances en la medicina. Pero aún no hemos aprendido a convivir con los demás o a como llenar las necesidades del corazón humano.
La esperanza no se encuentra en las posesiones materiales. En estos días muchos adoran al dios del materialismo, miden el éxito en términos de dólares y centavos, e ignoran las cosas más importantes en la vida – nuestras necesidades espirituales y emocionales. Consecuentemente, hogares son divididos y divorcios están destruyendo a nuestras familias. Violaciones, abuso infantil, adolescentes embarazadas, y una sexualidad distorsionada se han convertido en una vergüenza nacional mientras que el suicidio y el abuso a las drogas se han convertido en una tragedia nacional—todo esto es sintomático con nuestro sentimiento de desesperanza.
La nación más rica en la tierra, Los Estados Unidos, es el líder mundial en el consumo ilegal de drogas adictivas, gastando $220 millones diarios en ellas.”1
La esperanza no se encuentra al tener belleza física. Otra obsesión a la que nos aferramos es el atractivo físico. El hecho es que el ser atractivo no tiene nada que ver con la paz mental. Las personas atractivas así como las no tan atractivas pueden sentirse infelices de igual manera. Otro hecho es el que las personas con discapacidades físicas pueden ser muy felices si sus necesidades emocionales están siendo atendidas, mientras que aquellos con cuerpos perfectos pueden sentirse infelices si sus necesidades emocionales y/o necesidades de compa ñ erismo no son atendidas.
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