Cuando El Creer En Dios No Es Suficiente Cuando parece que la religión no funciona
Eran cerca de la 1:00 AM cuando el Dr. Leo Winters, un reconocido cirujano, recibió una llamada urgente del hospital. Un pequeño había sido lastimado gravemente en un accidente y sin ayuda inmediata el pequeño tenia poca esperanza de sobrevivir. El Dr. Winters fue llamado porque él era el cirujano más calificado para salvar la vida del niño.
El doctor tomó la ruta más rápida al hospital, la cual era a través de un vecindario no muy seguro. Al detenerse frente a un alto se sorprendió cuando de repente un hombre vestido con un sombrero gris y una sucia camisa de franela color gris le gritaba.
“Necesito tu auto,” demandó el hombre al mismo tiempo que tomo al doctor y lo sacó del auto.
Winters trató de explicar la gravedad de la situación, quien era él, y que se apresuraba a llegar al hospital para salvar la vida de un niño. Pero el hombre no le prestó atención. El doctor se quedó parado en medio de la calle mientras que el extraño se alejó aprisa en su auto.
Le tomó a Winters una hora el poder encontrar un teléfono, llamar un taxi, y llegar al hospital. Llegó casi sin aliento, solo para enterarse de que era muy tarde. El pequeño había fallecido treinta minutos antes.
“Él padre llegó solo unos minutos antes de que él falleciera,” le informó la enfermera. “Está en la capilla. Vaya a verlo. Está muy confundido. No comprende porque usted nunca llegó.”
Sin decir palabra el doctor fue directo a la capilla donde encontró a un hombre llorando sobre la perdida de su pequeño. El hombre llevaba puesta una sucia camisa de franela. Un sombrero gris estaba a un lado de él.1
El hombre llevaba puesta una
sucia camisa
de franela. A su lado
estaba su sombrero gris.
Otro hombre, George Wilson, fue arrestado por robar dinero federal de un tren y matar a un guardia, fue juzgado y sentenciado a muerte. Porque en ese momento había tanta oposición contra el castigo capital, bastante presión se ejerció sobre el Presidente Andrew Jackson para que perdonare a Wilson. Eventualmente el presidente lo hizo, pero George Wilson no lo aceptó.
Ya que esto no había pasado antes, se le pidió a la Corte Suprema que decidiera si alguien podía rechazar el perdón presidencial. El Jefe de Justicia John Marshall entregó la decisión de la corte. Leyó así: “El perdón es un papel cuyo único valor será determinado por quien lo reciba. No tiene valor aparte del que le dé quien lo recibe. George Wilson rechazó el perdón. No comprendemos porque él haría algo así, pero él lo hizo. Por lo tanto George Wilson debe de morir.”2
Dos hombres, uno desesperadamente quería salvar la vida de su hijo y quito de su camino al único que lo podía ayudar. El otro fue sentenciado a morir por el crimen que cometió pero rechazó el perdón y fue colgado para pagar por su crimen.
