Cuando Las Cosas Van Mal
Página Dos
Un medico amigo mío me habló sobre una familia en la cual la madre se quebró el brazo. Su esposo e hijo tuvieron que forzarla a ir al doctor y detenerla mientras el doctor le enyesaba el brazo.
“Doctor, no hay ningún problema con mi brazo. Está en perfectas condiciones” insistía ella.
“Ya veo,” dijo el doctor acomodando el brazo roto. Después de varias semanas la mujer regresó para que el doctor le removiera el yeso y su brazo había sanado.
“Ve,” dijo la mujer, “mire esto. ¡Le dije que no había ningún problema con mi brazo!”
Esta mujer era de ciertas convicciones religiosas las cuales la llevaron a creer que no había ningún problema con ella. Afortunadamente, su familia era un poco más realista. Nosotros también debemos ser realistas sobre nuestros problemas si los queremos resolver.
Aceptación. Además, pase lo que pase debemos aceptarlo. No hay valor en decir, “Si solo habia sido diferente.”
Hace algunos años un familiar sufrió una embolia masiva y quedo parcialmente paralizado. Aprender a caminar, leer y escribir de nuevo, fue dolorosamente lento y difícil.
Podemos cambiar nuestras vidas al
cambiar nuestras actitudes.
Los doctores pensaron que la embolia se podría haber evitado y así, era una tentación decir, “Si solo lo hubiésemos sabido.”
Sin embargo, no tiene sentido decir, “Si solo…” Nuestra familia no puede regresar el tiempo y hacer las cosas diferentes. Debemos aceptar la realidad de lo que está pasando, recoger las piezas y seguir adelante.
¿Qué hacer y cómo reaccionas? Es lo que la gente me pregunta cuando las cosas no han salido bien en la vida.
Primeramente. Expresa tus emociones. Por el momento he aprendido a no esconder mis sentimientos, así que cuando me siento lastimada,lloro. Dios no solo nos dio la risa para expresar nuestra felicidad, sono también las lagrimas para expresar nuestras penas y dolor. El llanto tiene un efecto curativo. Calma el alma. Además, cuando me siento frustrado, comparto mis sentimientos con un amigo. O, si estoy enojado, comparto mis sentimientos con la persona con quien estoy molesto o escribo estos sentimientos y después tiro en papel a la basura.
Segundo. Da gracias. Constantemente le doy gracias a Dios por todas las cosas buenas en mi vida, las cuales son muchísimas más que mis pocos problemas.
Tercero. Confía en Dios. He aprendido a confiar en Dios—entrego a El las dudas o confusión. No siempre comprendo porque pasan cosa malas. Sin embargo, hay algo que sí comprendo, mientras que Satánas y sus fuerzas del mal,quieren usar mis circunstancias para tratar de destruirme, Dios las usará para darme fortaleza. La decisión es mía.
Las únicas veces en mi vida en las que he madurado han sido durante los tiempos difíciles. ¿Quién quiere cambiar cuando todo va bien? Además, si mis escritos y mis otros trabajos tienen alguna validez, es porque han salido de los problemas y pruebas de la vida.
Mientras que yo no creo en soluciones rápidas o simples para los problemas más complejos de la vida, sé que Dios nos enseña muchas lecciones a través de los tiempos difíciles y de retos—si se lo permitimos. A pesar de las apariencias externas, yo también creo que “Dios trabaja para el bien de aquellos que le aman [y confían] en él.1 —¡Aún si es eventualmente!
¿Puedes aceptar tus dificultades como oportunidades para crecer y pedirle a Dios que te muestre lo que desea que aprendas a través de ellos? De ser así, tu vida se engrandecerá de gran manera.
1. Vea Romanos 8:28.
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