El Poder del Amor
Página Dos
Emociones: Tercero, también debemos reonocer que fomentamos considerable ira, vergüenza, dolor y penas sobre la perdida del amor que nunca recibimos. Necesitamos ponernos en contacto con todas estás emociones que hemos enterrado y deshacernos de ellas al expresarlas de manera creativa y, de ser necesario, con la ayuda de un consejero de confianza. Si no hacemos esto, inevitablemente responderemos a los que más amamos procediendo a castigar o expresar estas emociones a ellos.
Causas: Cuarto, cuando los abrumadores sentimientos de soledad y vacío nos plagan constantemente, necesitamos comprender que sus raíces, la mayoría de las veces, están en la falta de amor desde la niñez. De ser así, es importante que no atentemos matar o anestesiar nuestro dolor a través de actividades sin fin, demasiado ocupados, desempeño, sexo, o cualquier abuso con los alimentos o substancias, etc. Lo que se necesita es una paternidad saludable y llenar nuestras necesidades de maneras saludables—y no esperar que otros llenen el vacío en nuestras vidas.
Responsabilidad: Quinto, cuando llegamos a la realización de que no recibamos el suficiente amor paterno, no debemos culpar a nuestros padres porque ellos solo nos pudieron dar amor hasta al grado en que ellos habían sido amados. De ninguna manera debemos sentir lastima por nosotros mismos tampoco, sino tomar la responsabilidad por nuestra responsabilidad paternal y buscar como llenar nuestras necesidades de manera saludable—y de nuevo, no esperemos que alguien más haga esto por nosotros.
Aceptación: Sexto, para ser buenos padres debemos ser genuinamente abiertos y honestos en nuestras relaciones (no-románticas) que son seguras, de confianza, no juzgando, reafirmando y ser responsable con estas personas. Cuando admitimos nuestras debilidades a personas con quien sentimos confianza, nos damos cuenta que somos amados y aceptados tal como somos. A través de su amor y aceptación, poco a poco aprendemos a amar y a aceptarnos a nosotros mismos de una forma saludable. Solo hasta el grado en que nos sentimos amados y aceptados somos capaces de amar y aceptar a los demás. Una manera efectiva de hacer esto es en un grupo de recuperación.
Para conocer y sentir el amor
de Dios empezamos por aceptar
su regalo del perdón.
Asesoría: Séptimo, para aquellos que han sido abusados, física, emocional, espiritual y/o sexualmente, es esencial hablar con un consejero para resolver nuestro miedo para así poder aprender como discernir y recibir un amor sano y recuperar de nuevo.
Amor Divino: Octavo, sobre todo debemos reconocer que Dios, el Padre Celestial, nos ama y acepta exactamente como somos para poder experimentar y sentir su amor y su afirmación en el corazon mismo de nuestro ser.
Cada año, especialmente durante la Navidad y Pascuas, recordamos de manera dramática y más que nunca de cuanto nos ama Dios. Al enviar a su Hijo, Jesús, quien vino a la tierra para nacer en un establo en Belén y después morir en la cruz para pagar la pena por cada uno de los pecados que tú y yo hemos cometido, o cometeremos, es una demostración profunda del amor de Dios por ti y por mí. Para conocer y sentir el amor de Dios empezamos por aceptar su regalo del perdón al confesarle nuestros pecados e invitar a Jesús a que venga a nuestros corazones y entrar en nuestras vidas como nuestro Señor y Salvador Personal.
Y entonces debemos recordarnos constantemente y agradecer a Dios por su gran amor por nosotros y pedir en oración que aprendamos a amar y aceptar a nosotros mismos así como él nos ama y acepta. También nos ayuda el imaginarnos a nosotros mismos como niños en los brazos de Jesús siendo bendecidos por él como lo hizo con los niños cuando él estaba en la tierra. Estos pasos requerán tiempo, pero tomalos con fe y usted podrá, con el tiempo, encontrar el amor que su corazón desea encontrar. Y entonces podrá decirle a Jesús, “¡La vida que salvaste fue la mía! ¡La mía!
1. Vea 1 Corintios 13:1-8.
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