"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él, no perezca, sino que tenga vida eterna" (San Juan 3:16).
"Estas cosa os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Juan 5:13).