
Encuentros Diarios
Abril 18, 2025
1. El cargo MI cruz
"Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por
nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue
azotado para que pudiéramos ser sanados."1
Un viejo drama cristiano
representa a un niño pequeño trabajando en la carpintería de sus padres en la
Jerusalén del siglo I. Protesta por su tarea, que es ayudar a construir una
cruz. Los padres insisten en que ayude porque Roma les ha dado un contrato para
la construcción de cruces.
En otra escena el niño está
llorando. "¿Qué pasa?", preguntan sus padres. Él responde: "Fui
al mercado y vi a Jesús de Nazaret, el Hombre que amamos escuchar predicar, ¡y Él llevaba mi cruz! Lo llevaron al Gólgota y lo
clavaron en MI cruz."
Los padres insisten:
"Oh no, hijo, esa no era tu cruz. Otras personas en Jerusalén construyen
cruces. Esa no era tu cruz". "¡Oh, sí, lo fue! Cuando no estaban
mirando, tallé mi nombre en la cruz que estaba haciendo. Cuando Jesús llevaba
su cruz, tropezó justo a mi lado, miré, ¡y mi nombre estaba en su cruz!"2
Estoy segura de que muchos de ustedes, como yo, han escuchado la
historia de la crucifixión de Jesús varias veces a lo largo de sus años como
cristianos. Estaba hablando con alguien el otro día sobre la Pascua, los planes
que tenían y los servicios a los que asistirían, y después de escucharlos, me
di cuenta de cómo la historia de la Pascua, para algunos, se ha convertido en
solo una parte más del día. Simplemente se ha convertido en una tradición
asistir a la iglesia el Domingo de Pascua y recordar la crucifixión y
resurrección de nuestro Señor. Escuchar el dolor y el sufrimiento que Jesús
soportó trae lágrimas a nuestros ojos y sentimientos de asombro cuando pensamos
que alguien se sometería a una agonía tan horrible. Pero hay un problema... no
hemos logrado que la historia sea nuestra. Hemos llegado a generalizar la
historia de cómo Jesús murió por los pecados del mundo, pero no hemos podido
reclamar esta Salvación como nuestra.
Tómese un momento y diga esto conmigo: "Jesús murió por los pecados
del mundo". Ahora, cambiémoslo un poco y digamos, en voz alta, "Jesús
murió por MI pecado". ¿Sentiste la diferencia? ¿Sentiste la agitación
dentro de ti cuando lo hiciste personal? ¡Yo lo sentí!
Mi amigo, la muerte de Jesús es mucho más que una simple historia para
ser compartida en Viernes Santo. Es una historia PODEROSA de cómo Él dio Su
vida para darme la salvación, para darme esperanza, para darme paz, para darme
vida eterna, para hacerme un hijo amado de Dios. Reclama esta verdad como tuya
hoy. ¡Jesús quiere tener una relación personal con nosotros individualmente! Al
recordar Su incomparable sacrificio hoy, no olvidemos esto: Él cargó MI cruz.
Oración sugerida: Querido Jesús, decir gracias al Hombre que murió por
mí simplemente no parece suficiente, pero GRACIAS. Señor, así como llevaste la
cruz por mí, ayúdame a recoger mi cruz diariamente y a vivir para ti. Sólo tú
eres digno de mi alabanza y adoración. Agradecidamente, en el nombre de Jesús,
Amén.
Isaías 53:5 (NTV). www.sermoncentral.com
El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.
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