Encuentros Diarios
Marzo 24, 2025
1. El poder de la oración
Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los
encontró dormidos. “¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —dijo
a Pedro—. Permanezcan despiertos y oren
para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.”1
¿Te resulta difícil orar? ¿Te cuesta encontrar las
palabras adecuadas o juntar los pensamientos adecuados? ¿Te parece que tus
oraciones suenan más como una carta de negocios que como una conversación con
un amigo? ¿Quizás te quedas sin cosas que decir y orar se vuelve agotador?
¿Podrían haber sido estos los mismos problemas con los que los discípulos
estaban lidiando esa noche en el Huerto de Getsemaní? Una hora: ¡Jesús pidió
una hora! ¡Fácilmente pasamos ese tiempo viendo nuestros teléfonos o viendo un
programa! De hecho, una hora de café con un amigo pasa demasiado rápido. Pero
cuando se trata de pasar ese tiempo hablando con el Dios del Universo, a veces
luchamos un poco. No vemos el poder detrás de la oración.
La oración nos ayuda a prepararnos para situaciones
difíciles; La oración nos consuela en nuestro dolor; La oración nos mantiene
alejados de la tentación, algo de lo que Jesús advirtió a sus discípulos. Más
adelante en esta historia de eventos que condujeron a la cruz, cuando las cosas
se pusieron difíciles, los discípulos se pusieron en marcha, o corrieron,
¡cuando deberían haberse puesto a orar! Me pregunto si hubieran orado una hora
con Jesús, ¿sus historias se habrían desarrollado de manera diferente? ¿Se
habrían mantenido firmes en su fe en lugar de "negar y esconderse"?
Jesús conocía entonces, como sabe ahora, la fragilidad de la fe y nos ha dado
el poder de una armadura completa para resistir en el día de la batalla
espiritual. (Efe. 6:10-18.) ¿No vale la pena dedicar un poco más de tiempo a
nuestra fe y a nuestra relación con Jesús todos los días? Se nos ha dado poder
sobre el temor y la tentación; ¡Un poder que se encuentra en la oración!
Oración sugerida: Señor Dios, ayúdame a nunca dar por
sentado el poder que se encuentra al encontrarme contigo todos los días.
Ayúdame a hacer tiempo para pasar en tu presencia. Gracias, Jesús, por abrir un
camino hacia el Padre. Amén.
1. Mateo 26:40-41 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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