Perdón: El Poder Que Sana
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Además, la actitud de no perdonar es destructiva para las relaciones personales. Es decir que que una actitud no perdonadora es destructiva a las relaciones personaes, especialmente las relaciones entre el matrimonio que se destruyen no tanto por lo que se hizo, pero por lo que no se ha hecho—perdonarse el uno al otro.
Cuando falta en no perdonar mi hermano, se construye una pared de resentimientos entre ambos y eventualmente se pierde esa amistad. Pero una vez que perdono, los sentimientos de amor son restaurados
Sin embargo, el perdón debe de ser genuino y no un acto religioso o sentimental sólo porque es “lo apropiado.” Si nuestro perdón no es genuino, en los momentos menos esperados saldrán los resentimientos—como cuando una pareja tiene una discusión, ellos empezarán a arrastrar aquellos eventos del pasado por los cuales aun sienten resentimientos. Obviamente esas cosas no han sido perdonadas. El perdonar no significa que se olvide el pasado pero este se puede enterrar.
El perdonar puede ser muy difícil si nos han lastimado profundamente, ¿Pero cómo perdonamos a alguien cuando esta persona no siente que no nos haya hecho mal?
De acuerdo con la autora, Susan Jacoby, no podemos hacerlo. Ella siente que el “perdón real no es posible si la persona que haya causado el mal no se reconoce su responsabilidad.”3
De ser así, algunos de nosotros vamos a cargar resentimientos por mucho, mucho tiempo. En verdad, cuando una persona reconoce que ha hecho daño, eso ciertamente hace que el perdonar sea más fácil. Pero cuando no se reconoce, lo cual es el caso por lo regular, el perdón se convierte en una elección. Podemos elegir el perdonar o el no hacerlo.
¿Pero cómo perdonamos a
alguien cuando esta persona siente
que no nos haya hecho mal?
Sin embargo, necesitamos comprender que el perdón es esencial tal vez no tanto por lo que nos ha pasado, pero por nuestros resentimientos hacia quien nos ha hecho daño. Faltando perdonar es causado por este resentimiento—una mezcla de dolor y ira. Por lo tanto, para perdonar genuinamente, uno debe enfrentar y ocuparse de su dolor e ira.
Para resolver nuestro dolor e ira, debemos ser totalmente honestos y admitir como nos sentimos exactamente. Entonces debemos eliminar estos sentimientos de nuestro mente no por reñir y lastimar a la otra persona, pero “hablando la verdad con amor,”4 o por escribir nuestros sentimientos hasta que estén completamente disipados.
El perdonar a otra persona, sin embargo, no significa ignorar la justicia. El Papa Juan Pablo perdonó a quien trató de asesinarlo, pero este hombre permaneció en prisión y muy merecidamente. Y si somos genuinos cuando queramos que otros nos perdonen, trataremos de hacer todo lo que este en nuestro poder para hacer una restitución justa.
Cuando Dios nos perdona, lo hace en las bases de su justicia y su amor. Su justicia requería una sentencia justa y confirmaba la muerte como la pena o el precio por los pecados del hombre. Pero su amor pagó el precio cuando nos dio a su hijo Jesucristo para que muriera por nosotros en la cruz como la justa retribución por nuestros pecados y faltas. Por lo tanto, Dios puede libremente perdonarnos y no violar en forma alguna su justicia divina.
Lo importante es que respondamos al amor y el perdón de Dios reconociendo nuestros pecados y faltas y aceptar su perdón. Y entonces, en apreciación a Dios por su perdón hacia nosotros, perdonaremos libremente a otros así como nosotros hemos sido perdonados.5
El perdón libera y sana al que perdona. ¿Has sido liberado?
1. Time, 9 de Enero, 1984. 2. Mateo 6:14-1. 3. McCall's, 1983. 4. Efesios 4:15. 5. Colosenses 3:12-13.
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